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"Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras” Juan de Yepes

Los pilares del neo-patriarcado

En "Vodevil zaragozano" Félix Rodrigo señala 6 pilares del neopatriarcado, el ministerio de Igualdad, las cátedras de género, la secta feminista, las fundaciones de la gran empresa, la izquierda pro-capitalista, PSOE-IU e izquierda nacionalista y el gobierno del PP.

Aunque estoy de acuerdo en todos quiero señalar otros que se le han olvidado y abrir con ello un proceso para añadir colectivamente todas aquellas estructuras que sostienen la novísima y amplificada opresión femenina de nuestros días para desentrañar la realidad material del patriarcalismo moderno.

En el plano supranacional hay que incorporar como séptimo pilar del neopatriarcado a la ONU, y, más concretamente la Conferencia de Beijing  en la que se diseñaron las líneas maestras de las políticas de género a escala planetaria. Esta Conferencia fue celebrada en septiembre de 1995 con la participación de 189 países.

Desde su creación por las potencias ganadoras de la II Guerra Mundial, en octubre de1945, la ONU había dedicado una parte importante de su actividad a delinear las nuevas políticas para las mujeres, el año 1975 fue declarado Año de la Mujer, y en 1976 se celebró la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en México, le siguieron las de Copenhague en 1980, Nairobi en 1985, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la Mujer en 1993 y, por fin, Beijing en 1995, ésta última es un punto de inflexión definitivo en la condición femenina a escala mundial.

Bajo una retórica blanda y aparentemente inofensiva, Beijing declara cuatro  ideas esenciales que serán los ejes de una transformación radical en la condición de las mujeres:

1) Que las mujeres constituyen un grupo social único con intereses compartidos y necesidades propias cuyos derechos han sido conculcados por los hombres que son, igualmente, un grupo social homogéneo que actúa como opresor y dominante. Se crea así una fractura total entre los sexos, que son definidos únicamente por su conflicto, borrando la división entre las clases sociales, entre los que tienen el poder y quienes lo sufren.

2) Que los Estados son los encargados de enmendar este agravio histórico a las mujeres, son por lo tanto las leyes, las instituciones, la burocracia estatal y el funcionariado quienes deben salvar a las mujeres de su entorno natural que es definido como hostil y violento siempre, sin diferencias especiales por razón de clase, cultura, tradición, historia, régimen político o religión. Los Estados y las instituciones supranacionales dirigidas por las potencias militares y económicas mundiales deben “promover el avance y empoderamiento de las mujeres en todo el mundo”.

3) Que las mujeres, por tanto, son objeto de la tutela de los Estados, seres indefensos y desamparados. En varios lugares del documento final aparecen sumadas a los niños y niñas con la misma categoría de necesitadas de custodia  y protección. Las mujeres son víctimas de la violencia de los hombres y de la violencia de las guerras y han de ser defendidas y protegidas  de forma especial de ello.

4) Las mujeres deben incorporarse al desarrollo político y económico para ganar su libertad. A la gestión política y toma de decisiones y a la independencia económica a través trabajo (no se hacen diferencias, por supuesto, entre aquellas que se incorporan a la política como mandantes y quienes lo hacen como dominadas ni entre quienes colaboran en lo económico como propietarias o dirigentes y quienes lo hacen como laborantes o mano de obra). También incluye la incorporación a la gestión de la “Paz” mundial, es decir, a los proyectos de guerra y reordenación del poder imperial a escala mundial.

Beijing inaugura una nueva etapa en la que los Estados y las empresas capitalistas acaparan todas las funciones que se desarrollaban en el pasado en la horizontalidad, las biopolíticas dictadas por los centros de poder dirigen la totalidad de las acciones vitales y ordenan la sociedad de forma absoluta, la demografía es gobernada con mano de hierro (haciendo el aborto forzoso en muchos lugares, por ley como en China, o por mecanismos extralegislativos como en la mayoría del planeta). Asciende una nueva casta de poderosas que son obedecidas de forma más sumisa por el hecho de representar al grupo de las históricamente “oprimidas”. Se culmina la salarización general de las sociedades con la incorporación masiva de las mujeres a un capitalismo que se desliza hacia la esclavitud. Se institucionaliza a las criaturas y se burocratiza la vida desde su inicio. Asciende el militarismo con la incorporación general de la mujer a la preparación de la guerra. Desaparece la feminidad natural auto-construida para emerger unos nuevos seres neutros e indefinidos que son, propiamente, ganado de labor. El Estado y el capitalismo son el todo y las mujeres y los hombres del pueblo, segregados, divididos, son nada, seres subyugados hasta lo impensable.

Todo este proyecto fue, paradójicamente, pensado y dirigido por instituciones que eran mayoritariamente masculinas.

No es trivial que la LOVG cite en su preámbulo la Conferencia de Beijing como referencia, ni que los años 90 fueran en nuestro entorno los de la aparición de un nuevo feminismo de corte fascista,  policíaco y pendenciero que no casualmente coincide con la instauración del ejército profesional  que encontró un reservorio excepcionalmente motivado entre un grupo de las mujeres.

Durante ese decenio pequeños grupos –apoyados por las instituciones- preparan el terreno a la promulgación de la LOVG creando un estado de alarma y pavor permanente con el argumento de la violencia de género y promocionando dos nuevas ediciones del Manifiesto SCUM de Valerie Solanas (que había sido olvidado desde que en el año 77 lo editara el Partido Feminista).

También es un sobrevenido de Beijing la legislación favorable a las mujeres  y la burocracia que la aplica que tienen que ser distinguidos como el octavo pilar del neopatriarcado, la legislación actual de protección y privilegio de las mujeres  ha constituido un nuevo modelo de dependencia femenina. Si en el pasado el legislador ordenó que el esposo estuviera obligado a proteger a la mujer y ella, a cambio, a obedecerle, hoy se consuma el matrimonio entre la mujer y el Estado con los mismos fundamentos del antiguo orden patriarcal, protección a cambio de obediencia. La mujer media del pueblo en el presente se ha constituido no como sometida, es decir, doblegada por la fuerza,  sino como ser dócil y dependiente de las dádivas institucionales, menor de edad eterna que reclama sus derechos, es decir, la caridad  del poder. Como pasa siempre en estos casos se ha constituido una pequeña tropa de colaboradoras activas que son sumisas y serviles con los poderosos y violentas y canallas con los iguales y ejercen de fuerza policíaca con un poder otorgado por sus amos que les sitúa ilegítimamente por encima de sus iguales.

La política de derechos de la mujer ha conseguido convertirlas en el “sexo débil”  no de forma literaria o retórica sino de manera real y manifiesta. Al olvidar sus deberes las mujeres se han derrumbado en un letargo embrutecedor, han perdido las habilidades que se cultivan en la acción, han liquidado su creatividad, se han hecho torpes e incompetentes , incapaces para el esfuerzo, aterradas frente al dolor y ajenas al bien moral.

Como consecuencia de ello la inferioridad femenina está dejando de ser una teoría misógina para comenzar a ser un hecho real pues la desaparición del principio del mérito y el reconocimiento a través de la obra propia ha producido una debacle de la aportación singular de las mujeres a la vida intelectual, social, material, convivencial y moral de la sociedad.

Paralelamente no asciende la felicidad de las mujeres sino que por el contrario reaparece un estado de angustia que se manifiesta como un “problema sin nombre” (un término acuñado por Betty Friedan para definir la desestructuración psíquica del ama de casa de los años 50 en EEUU), un problema que se inscribe en la insatisfacción vital profunda y la incertidumbre respecto al significado de ser mujer que se traduce materialmente en el consumo masivo de psicofármacos, el uso intensivo de servicios profesionales destinados a la búsqueda del bienestar, el ascenso del suicidio (sobre todo en el tramo de edad más potentemente femenino, entre los 30-34 años, es hoy la primera causa de muerte), el crecimiento de las enfermedades mentales, el sentimiento de carencia y de falta, el miedo y la parálisis.

El noveno pilar del neopatriarcado es el Ejército que constituye el corazón del Estado. Las políticas de género están íntimamente unidas a las necesidades militares, la Resolución 1325 de la ONU del año 2000, insta a los gobiernos mundiales a incorporar a las mujeres a las labores de la “paz” mundial integrándolas en  mayor medida en las unidades que actúan “sobre el terreno”, es decir, en las operaciones militares abiertas. Se argumenta que, como las féminas son “artífices de la paz”, su sola presencia  será positiva para limitar los conflictos bélicos. Lo cierto es que las mujeres se han incorporado a lo militar en la práctica totalidad de los ejércitos del planeta  pero eso, como era lógico, no ha abierto una era de paz.

El ejército español es especialmente abundante en personal femenino y fue uno de los primeros en derribar las limitaciones a que las mujeres participasen en combate en primera línea. Como garante último de la razón del Estado lo es también del mantenimiento del orden neopatriarcal, por ello celebra cada año el 8 de marzo, establece premios destinados específicamente a mujeres y ha incorporado cátedras de género a los estudios de la carrera militar en la Academia General de Zaragoza.

Por el  momento dejo en estos 9 los fundamentos materiales del neopatriarcado. Tal vez podamos añadir otros hasta construir el diagrama de un proyecto monstruoso de destrucción de las mujeres como mujeres y de los hombres en tanto que otredad sexuada.

8 comentarios:

  1. Salud y saludos, querida amiga
    Como siempre, un placer leerte y reflexionar sobre tus aportes.
    Pilares con trampas sobre cimientos cenagosos. Nos toca, individual y colectivamente, escoger un buen terreno donde poner nuestra semilla y nutrir nuestras raíces. El tallo, el tronco, las hojas, flores y frutos depende de ello.
    Gracias. Un beso,
    Cris

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  2. Hay multitud de "feministas" que deberían leer esto y replantearse su mentalidad,la pena es que este tipo de discursos raramente llegan al gran público, bombardeado constantemente por la propaganda oficial (esa que no existe en nuestro mundo libre).
    Saludos.

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  3. Oficialmente resulta que los que tienen mayor mortalidad y menos
    esperanza de vida son los que tienen la vida más fácil y mayores ventajas en TODO. ¡Sobre todo porque tienen mayor fracaso escolar, mayor índice de suicidios, están llenando a rebosar las cárceles y son la mayoría de los “ sin techo ”! ¡Ja! Y pierden el 97 % de los juicios por la custodia de sus hijos. ¡Y son tan ricos que siempre les toca pagar las pensiones y hasta los gastos de los amantes de su mujer! ¡Y tienen TODOS los partidos políticos y TODOS los sindicatos en su contra! ¡Y todas las ONGs! ¡Menudos
    privilegiados! ¡Hay que ser machitos fanfarrones para creerse todo esto!
    Saludos:
    Pedro

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  4. Si se quisiera, mediante una información tendenciosa, hacer pasar a los varones como víctimas de la sociedad y de la mujer, todavía sería más fácil que hacerlo con las mujeres, como se hace ahora.
    Por lo tanto, la imagen hombre privilegiado/ mujer víctima es una farsa social, apoyada en una información tendenciosa y unos dirigentes que no respetan la verdad. Mayormente de una manera instintiva, inconsciente, pero también intencionadamente o por miedo a la sociedad, los hombres ocultan las desventajas de los demás hombres, sus discriminaciones y la violación de sus derechos. Obrando así, obtienen la ventaja de perjudicar a sus competidores, especialmente a los niños y jóvenes en su proceso de formación.
    por tanto ¿no creeis que esta puede ser una explicación del por qué son los propios dirigentes o politicos (varones) los que promueven, alientan y defienden leyes sexistas discriminatorias hacia los varones?
    Atentamente:
    Pedro

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  5. muy pertinent y me alegra ver que no soy sola en pensar estas cosas porque si no ladras con las mujeres te tachan de derechista .. Y aqui no se habla del peligro del lobby gay que nos amenaza .. Entiendan bien yo estoy a favor de la libertad de escoger conquie uno se va a la cama y el matrimonio me da igual pero la adopcion esr un peligro para nosotras y quien no quiera verlo se esta sometiendo a la dominacion masculina gay ..No quiero servir de incubadora para matrimonios gays.. uno escoge en la vida y si escoges esta via incluye no procrear pues tienes que atenerte, como todos, a sus limitaciones, esto se llama ser responsable , de lo contrario es avasallamiento en nombre de la libertad .

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    1. "la adopcion es un peligro para nosotras y quien no quiera verlo se esta sometiendo a la dominacion masculina gay ..No quiero servir de incubadora para matrimonios gays.."


      Deja de mentir, pues ningún homosexual pretende obligarte o presionarte para que "incubes" sus hijos.

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    2. Ella tiene razón, en la deep web hay mucha información sobre eso. los varones gays mueven la trata de mujeres, si bien no para prostitución como lo hacen los varones heterosexuales, si para vientres de alquiler y embarazos forzados. Estoy de acuerdo con ella hay mucho material al respecto sobre eso. Y yo tampoco quiero convertirme en una incubadora para varones gays.

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  6. El cuento de la criada

    Tras el asesinato del presidente de los Estados Unidos y el Parlamento, se instaura un régimen teocrático en los Estados Unidos (una vuelta a los valores puritanos), que desde ese momento pasan a ser conocidos como la república de Gilead. En esa nueva sociedad, muchos de los valores contemporáneos, sino son todos, quedan olvidados. La mujer pasa a un segundo plano, siendo única y exclusivamente un objeto cuyo valor está en sus ovarios pues hay un problema en cuanto a la fertilidad en Gilead. La novela se sitúa en el futuro próximo, seguramente entre unos cinco o 10 años vista, que nada tiene que ver con nuestro presente, pero que bien podríamos llegar hasta él. Lo que antes eran los Estados Unidos es ahora la República de Gilead, un Estado totalitario al más puro estilo contra-utópico (o "distópico", como suele llamarse ahora a este género). Es un Estado en guerra con otros países, rodeado por lares con alta radioactividad, y con una estructura interna y unas tradiciones muy distintas. En efecto, ésta nueva sociedad cuenta con unos estratos definidos y, la mayoría, funcionales.
    Tenemos la clásica división entre los miembros de la élite, que después del cambio de régimen consiguieron quedarse o llegar hasta la cima, teniendo los privilegios habituales. Luego hay una fuerte separación entre hombres y mujeres, con un nuevo código ético y moral altamente basado en la Biblia. Así pues las mujeres recaen en distintas categorías, y cada cuál tiene su color: las Criadas van de rojo, las Marthas de verde, las Esposas de azul, etc.
    Luego están los que trabajan directamente para el Estado: los Ojos, los Ángeles y las Tías. Todos tienen nombres muy particulares pero que, de alguna forma u otra, designan su función. Todo esto nos viene a través de Offred, única narradora de la novela que se dirige a alguien que seguramente no existe. En su mayoría describe momentos de su vida cotidiana, en algunos casos tan sólo instantes, pero que son realmente potentes.
    ¿Pero cómo se ha podido realizar un cambio tan radical en un espacio de tiempo tan corto? Offred nos va dando pistas, dósis pequeñas esparcidas a lo largo de la novela que el lector debe juntar para crearse un marco general de lo que pasó, de cómo se originó el cambio. Esto lo hace a través de su pasado. Parte de él transcurre en lo que podríamos llamar "nuestro" mundo, en el que la Criada repasa sus recuerdos de su vida anterior en el que tenía marido e hija. También tenemos un estado intermedio, una especie de limbo entre su estado de Criada y su vida normal, que pasa por el Centro, en el que es instruída (aunque intento de lavar el cerebro sería una definición más afín) para ser una mujer de rojo.
    Su narración es ecléctica, a trozos, se siente muchísimo la presión y el miedo con el que vive; realmente da una gran sensación de agobio. A la vez, su pensamiento también nos permite ver como se ha adaptado, como ha cambiado tan rápidamente su mentalidad para sobrevivir y poder soportar por lo que está pasando.

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