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Sobre la ablación, víctimas y perpetradoras

Sobre la ablación, víctimas y perpetradoras



Ayer participé en la mesa “Ellas hablan… mujeres en diferentes culturas, misma esencia” dentro de la jornada sobre diversidad cultural en Lavapiés. Escuchar a Ni Lufar Saberi, activista iraní contra el régimen fundado por Jomeini  y a Asha  Ismail Omar Isteeliye, somalí militante contra la ablación, fue una experiencia valiosísima.
El relato de Asha sobre su propia mutilación genital fue estremecedor, nadie puede quedar sereno después de escuchar algo así. Creo que lo monstruoso de esas prácticas atroces y barbáricas perpetradas sobre las niñas en el momento de mayor indefensión por aquellas personas en las que confía, por aquellas que deberían protegerlas es para cada uno de nosotros tan perturbador y tan inquietante que no siempre somos capaces de comprender su naturaleza.
Es fácil victimizar a las víctimas, aunque Asha nos habló de la necesidad de superar el estatuto de la víctima para acogerse al de superviviente y al de luchadora, de ello sacó la fuerza para negarse a la mutilación de su hija y salvarla de ese mal horrible y para fundar una asociación “Salvar una niña, salvar una generación” que lucha contra la ablación en todas sus formas.
Así es, las víctimas están condenadas a serlo sin más, a permanecer en ese estado de lisiados, de ofendidos, a vivir en el resentimiento  y en la pasividad ante el mal recibido. Solo quien supera el estatuto de la víctima puede ser combatiente contra el mal recibido y quien lo hace ya no lucha para sí sino para el mundo.
Pero en este caso hay un conflicto latente que resulta aún más desconcertante. La ablación es algo que deciden y practican las mujeres, son ellas las que mantienen las costumbres, las que sostienen esas habilidades  y destrezas bárbaras para mutilar a las niñas. El patriarcado sería impensable sin la colaboración de las mujeres.
Pero el buenismo actual que decreta la bondad intrínseca de nuestro sexo ha otorgado a quienes lo sufren y quienes lo perpetran el estatuto de las víctimas. Se nos dice que ellas están tan sometidas por el patriarcado que carecen de libertad para tomar otra decisión.
Bien, aceptemos esta explicación. Pero, se nos dice a continuación que todo ello se realiza por el “placer de los hombres” y que son ellos los verdaderos perpetradores aunque sean las manos de las mujeres las que sostienen la cuchilla. Y yo me pregunto ¿no son los hombres tan víctimas como las mujeres de una doctrina que impone cómo han de ser puras y decentes y cómo ha de ser el matrimonio? Nada demuestra que sea real que los hombres encuentren más placer con una mujer mutilada y me parece más razonable pensar que ellos someten su conciencia y su deseo a la tradición igual que lo hacen ellas.
Para mantener la justicia y la integridad del pensamiento ¿no deberíamos entender que son ellas tan víctimas como responsables y ellos tan responsables como víctimas?
Necesitamos comprender la verdad de las cosas si queremos transformar el mundo.

3 comentarios:

  1. Yo creo que la ablación del clítoris es principalmente una violencia intragénero perpetuada sobre todo por madres y ancianas-curanderas sobre niñas. El brazo ejecutor es el de una mujer. Las causas profundas de esta antiquísima tradición (hay quien dice que hasta se practicaba en el Egipto faraónico) las desconozco. No está vinculado a una única religión, ya que lo practican comunidades islámicas, tribales, también los cristianos coptos de Egipto, Etiopía y Sudán o la comunidad judía falasha de Etiopía. ¿Es quizás un ritual de sometimiento de las adultas frente al mundo infantil femenino? No se puede negar que se hace sobre niñas porque sobre adultas sería mucho más complicado hacerlo. El por qué último de esta mutilación sigue siendo un misterio para mí. ¿El control de la sexualidad de las hijas por parte de las madres, abuelas, padres y maridos?

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  2. La mutilación sexual no se practica únicamente con las niñas, pues también los niños la sufren.

    https://quiensebeneficiadetuhombria.wordpress.com/category/circuncision/

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  3. Desde luego, los motivos que llevaron a institucionalizar la ablación son un misterio. Si me lo permiten y me perdonan por lo salvaje que voy a ser, se me ocurre que dado que para la mujer en el mundo rural anterior a la era moderna, el hombre era la fuente de ingresos y de seguridad, las casadas descubrieron que mediante este método se garantizaban que la competencia tuviera menos tendencia innata de arrebatarles al "cazado", perdón, quise decir casado. Es decir, un pacto entre mujeres para distribuir equitativamente y con seguridad en el tiempo la fuente de ingresos y seguridad, ante la que el hombre simplemente consiente, pues como dijo Napoleón, las batallas con las mujeres son las únicas en que logra la victoria huyendo, o al menos se logra una paz decorosa.

    No encuentro otra explicación para semejante comportamiento hacia sus propias hijas.

    ¿Ando desencaminado?

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