“El alma humana tiene necesidad de verdad y libertad de expresión” Simone Weil

"Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras” Juan de Yepes

De Simone Weil a Xu Lizhi

De Simone Weil a Xu Lizhi

¿Qué será de nuestros hijos?


"Soy como un muerto/ que abre lentamente la tapa del ataúd"
Xu Lizhi  
“Allí recibí para siempre la marca de la esclavitud”
Simone Weil

En 1934-35 Simone Weil entró a trabajar como obrera en las cadenas de montaje de Alsthom y Renault, su decisión era comprender la vida de los obreros desde la experiencia personal y no desde las teorías o las disquisiciones literarias. Sus escritos y cartas reflexionando sobre esas cuestiones se recogen en “La condición obrera”. Describe con enorme realismo las transformaciones que crea el trabajo en ella “todas las razones exteriores (que antes creía yo interiores) sobre las cuales se basaba el sentimiento de mi dignidad y el respeto a mí misma, en dos o tres semanas han sido radicalmente destrozadas bajo el golpe de una presión brutal y cotidiana. Y no creas que esto me ha suscitado impulsos de rebelión. No, sino todo lo contrario, la cosa que más lejos estaba de imaginar, la docilidad. Una docilidad de bestia de tiro resignada…”
En 2013 Xu Lizhi, un joven chino trabajador de Foxconn, la fábrica donde se ensambla el iPhone, escribió: “El papel se desvanece en sombras delante de mis ojos/ Con una pluma de acero esculpo un negro irregular/ lleno de palabras de trabajo/ Taller, línea de ensamblaje, máquina, tarjeta de fichar, horas extra, salario/ Me han entrenado para ser dócil/ No sé cómo gritar o rebelarme/quejarme o denunciar.” Xu Lizhi se suicidó finalmente después de dejar una colección de poemas que hablan de su vida en la fábrica.


Casi ochenta años median entre estas expresiones de aflicción y congoja, pero los dos conectan con una misma realidad y un mismo sentimiento, los dos comprenden, con lucidez, la forma tan profunda como el trabajo asalariado degrada y destruye su humanidad y su dignidad.
No hablan de explotación, de sueldos insuficientes ni de plusvalía, hablan del servilismo y la destrucción del espíritu, del obligado abandono de la función de pensar, el miedo y la humillación permanente y el envilecimiento por el incentivo del dinero.
En estos casi ochenta años millones de seres humanos han pasado por la trituradora del trabajo degradado y destructivo que ofrece el capitalismo, sea éste privado o público, millones han vivido esa experiencia, pero muy pocos han tenido la lucidez y la valentía de sentir plenamente la conciencia de su condición y el dolor por ello.
Durante los años de altos salarios y Estado del Bienestar en Occidente los obreros renunciaron a muchos elementos decisivos de su condición de humanos a cambio de un consumo de bienes de ínfima calidad y diversiones  degradantes. Los sindicatos atizaron la conversión de esa clase, ya no estrictamente proletaria pero sí asalariada en felices bestias de labor.  Las mujeres fueron en masa a uncirse, casi siempre obligadas pero en algunos casos por decisión propia, el yugo de la esclavitud, el salariado fue convertido ahora en religión por personajes que jamás pisaron una fábrica como Simone de Beauvoir.
El advenimiento de la sociedad de los esclavos felices es una de las experiencias más aterradoras en que está inmersa una humanidad que ha perdido el deseo de usar sus facultades humanas con tal de huir del dolor de conocer su condición.
El trabajo es una necesidad humana primaria, dignifica y eleva cuando es libre y sirve para cubrir las elementales exigencias de nuestra naturaleza y las de los cercanos. El trabajo civilizado incluye la producción de lo necesario en el plano material y en el inmaterial, lo necesario para uno mismo y para otros, comprende las obligaciones con aquellos con los que nos unen lazos de amor, cercanía  y convivencia, obligaciones que son también trabajo. Pero lo que llaman trabajo en el presente no es sino una actividad sin alma que no está destinada a satisfacer las demandas naturales de la vida sino que se opone con fuerza a ella, no construye la vida sino que la destruye y no mejora al sujeto sino que lo liquida.
¿En qué momento de delirio y enajenación fuimos convencidas las mujeres de que esa actividad destructiva estaba cargada de benéficos efectos? ¿Cómo es posible que criemos a nuestros hijos con el permanente objetivo de que sean eficaces vendiéndose en ese mercado de esclavos?
Dice Xu Lizhi  “Un tornillo cayó al suelo/ en su negra noche de horas extra./ Cayó vertical y tintineante/ pero no atrajo la atención de nadie,/ igual que aquella última vez,/ en una noche como ésta,/ en la que alguien se lanzó al vacío”. 
Y Simone Weil “Dado que no es natural que un hombre se convierta en cosa, y como no hay forma de sujeción tangible, ni látigo ni cadenas, es preciso doblegarse uno mismo a esta pasividad… el alma se lleva al taller. Y será preciso hacerla callar toda la jornada. A la salida uno tiene la sensación de no tenerla ya, de tan cansado que está... Hombres desempeñando el papel de las cosas, es la raíz del mal”
Cuando se espera, después de años de recesión, una nueva industrialización del territorio que llaman España, ¿qué clase de obreros podemos imaginar en esos nuevos núcleos manufactureros?  Serán nuestros hijos quienes tendrán que poblar ese infierno o tal vez sean los hijos de otras, nacidos lejos de aquí y quizá entonces los nuestros vayan a miles de kilómetros a venderse en el competitivo mercado de personas globalizado, hablando en un idioma que no es el que escucharon desde el vientre materno, alejados de sus raíces, de su cultura y de sus cercanos.
¿Es posible conservar la lucidez, la conciencia y la dignidad incluso en las condiciones del trabajo deshumanizado? Pienso que conservar esas cosas es la única esperanza. No adaptarse, no resignarse, renunciar a la tranquilidad  y la despreocupación de los domesticados y aceptar el dolor y la desesperación de vivir dentro del vientre de la Bestia sin someterse internamente a ella. ¿Seremos capaces?

6 comentarios:

  1. Gran artículo, felicidades. Cariño para el recuerdo de Xu Lizhi y los que sufren como él, y para Simone también. Bipartido entre el regocijo por el disfrute de tu escrito y el pesar y la tristeza del mensaje y el significado profundo del mismo, gracias.
    Un abrazo

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  2. Xu Lizhi, qué profundidaz. Lo entiendo porque yo lo viví así durante años. Estuve de visita en muchas fábricas, sobre todo del automóvil y los últimos tres años estuve en una fábrica automatizada como responsable del mantenimiento. En las fábricas de automóvil no veía ninguna diferencia entre los robots y los operarios. En una de ellas el encargado llegó a decirme que la continuidad de la cadena de producción valía más que la vida de un operario cuando yo le pregunté, en broma, si él no pararía la cadena si un operario se caía. Me lo dijo tan en serio que llamé a mi jefe y le dije que me iba de esa fábrica, a los dos días había otra persona en mi lugar.
    En mi último trabajo asalariado de encargado de mantenimiento el último año sólo me dedicaba a hablar con los "operarios" y fue cuando los diferentes encargados me miraban con respeto, porque no hacía nada de utilidad. Para ser responsable había que ser duro, tipo mando militar, y tener mala baba todo el día con los operarios y abroncarles a la mínima, o sea, generar tensión y mantenerla para que nadie se "desbocara". Esa es la conclusión pero también la enseñanza que intentaban inculcarme, al principio para "encauzarme". En una reunión con el encargado de la fábrica me dijo: "somos más inteligentes que ellos, por eso somos jefes". Yo me sonreí pensando que era una broma y muy seriamente me afeó mi gesto. Situaciones parecidas las viví mucho.
    Las humillaciones y los insultos eran cotidianos hacia los trabajadores. Pero lo más triste era que los trabajadores, la gran mayoría, sólo aspiraban a estar en el lugar de los jefes. Un lugar era humillante y el otro era embrutecedor, los dos lugares deshumanizadores. En otra ocasión mi compañero mecánico me llegó a recriminar que arreglara tanto las cosas, según él porque "de las averías era de lo que vivíamos". Había una expresión que se repetía continuamente: "es lo que hay", junto con un encogimiento de hombros. Al irme uno de los chicos me dijo que porqué me iba yo, que era el único que luchaba por hacer las cosas bien y el único que plantaba cara a la autoridad. A plantar cara me ayudaba el contrato indefinido y mi categoría que no les permitía mandarme trabajos de "inferior" categoría, es decir, manuales. También me ayudaba el no tener familia a la que mantener. El valor más importante, si no el único, era el dinero. A veces me dicen que qué valiente he sido al dejarlo "todo" y yo les digo que no tengo la fortaleza que ellos tienen para aguantar todo eso.
    Prado, es tristemente certero tu artículo. Y también te diré que había personas, muy pocas, que mantenían la dignidad y el semblante sereno en su vida, sin resignación y con entereza.
    La península no se industrializará más en lo fabril pero sí en la "industria" digital. Se mantendrá el turismo y se reactivará un poco la construcción. Pero la fabricación estará en los BRICS y la alta tecnología seguirá en Alemania. La agricultura se tecnificará aún más para exportar. Pero es buen momento para que se desarrollen proyectos rurales y se convierta en muy buena opción el repoblar el abandonado campo aplicando una tecnología apropiada y amable. Cada vez somos más los que caminamos en esta dirección.
    Salud y libertad.
    juan ramón.

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  3. Comparto todo lo dicho en el artículo y los comentarios. La alienación, la obediencia que no es obediencia sino "rebajarse" a lamer botas, ocurre también en trabajos como la educación. La enseñanza parece una labor que deja más espacio al espíritu, pero desgraciadamente en muchos casos al menos en mi experiencia no es así. Se vigila, controla y castiga con arbitrariedad, se hace la vida imposible al profesor que por el motivo que sea no se aviene a entrar en el rebaño. Sin motivo. Qué barbaridades he tenido que soportar para conservar un puesto de trabajo ganado en concurso público tras el correspondiente examen y sin medio enchufe. Podría escribir un libro sobre ello. Somos una sociedad muy adocenada, muy aborregada. Demostramos con los hechos y la falta de reacción ante determinadas arbitrariedades que no entendemos nada del valor espiritual del trabajo, como medio de realización de uno y de los demás. De construcción social, de mejora personal. Sin libertad todo esto no es posible, y también en este país por desgracia se coarta esa libertad necesaria y vital en la enseñanza.
    Me ha gustado el comentario anterior porque es exactamente igual a lo que yo he vivido y sigo viviendo, el que sojuzga a los demás y los que están con él, se creen por ese motivo que son los más inteligentes. Que eso es lo que hay que hacer.

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  4. Me pareces muy valiente Juan Ramón, yo he dimitido varias veces en más de un trabajo por las condiciones inhumanas, el ultimo trabajo en el que estuve de comercial recuerdo que el jefe tenía menos estudios que yo, no tenía capacidades ninguna, solo la de mandar, meter miedo y aparentar que todo era gracias a el, cuando él ganaba gracias a nuestro trabajo y no hacía nada. Los trataba a todos mal como robots y yo era buena comercial pero mi dignidad me dijo, déjate este trabajo, que no te llega a la altura de tu espíritu. Y así lo hice. Almu

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  5. Yo querría aportar un par de reflexiones.
    Es muy común leer “El 8 de Marzo de 1.908, un grupo de mujeres se reunieron en la fábrica textil Cotton de Nueva York para declararse en huelga. El dueño las encerró con llave y prendió fuego al edificio: murieron 129 mujeres. Las telas que fabricaban eran de color violeta, por eso desde entonces este color se convirtió en un símbolo de la lucha de la mujer por sus derechos”1.”


    Eso poco a poco se ha demostrado que es falso. Lo que nadie se quiere preguntar es a) Quienes inventaron tal mentira b) Porque lo hicieron
    El 8 de marzo de nuestro calendario actual gregoriano, supone la celebración de hechos acaecidos en Petrogrado febrero en el antiguo calendario juliano vigente en la rusa zarista.
    En esas fechas millones de varones rusos habían muerto en la guerra y en el frente estaban otros muchos mas.
    La población vivía una situación de hambre y miles de mujeres se alzaron en Petrogrado. A ellas les acompañaron miles de obrero de la fabrica de Putilov.
    Las autoridades ordenaron a las tropas disparar a aquella masa encabezada por miles de mujeres.
    Pero eran soldados no profesionales. Eran soldados de reemplazo. Cansados y hastiados de la guerra, y todos saben que no es lo mismo disparar a otro soldado vestido de uniforme que a mujeres, ancianas muchas de ellas.No es lo mismo disparar a madres y hermanas.
    Aquellos soldados se negaron a dispararlas y dispararon a sus oficiales.
    Aquello fue uno de los mayores detonantes de la revolución mas grande de la Historia.
    Las elites militares y económicas de todo el mundo para de tratar de aplastar aquella revolución trataron de falsificar todos los hechos y la realidad.
    Por ello se trataba de despojar a dicha celebración de todo carácter proletario, obrero y comunista.
    Por ello en un primer momento, sobre 1955 en plena guerra fría, trasladaron el escenario del origen de dicha celebracion y se lo llevaron a USA.
    En un segundo momento quitaron de dicha celebración el carácter “obrero” y paso de ser “Dia Internacional de la Mujer Trabajadora” a “Dia Internacional de la Mujer”.
    Y Conscientes del peligro de que aquello se volviera a repetir: fueron las propias elites económicas las que encabezaron todos los movimientos feministas de la Historia.
    Fueron ellas y solo ellas, las que marcaron sus objetivos y sus direcciones.
    Estaba mas que bien que la empresa bajara sueldos o despidiera empleadas. Lo importante. Lo único importante de verdad era lo que ocurria en ….casa.
    Si, lo que ocurría en casa, y ante su enemigo natural.
    Nada mejor que ir cantando a la empresa a emanciparse y liberarse del yugo de la familia.
    Nada mas alienante que cuidar a los propios padres, o a los hijos cuando ellas se podía….emancipar.
    Nada mas aberrante que jugar en el parque con los niños.
    Nada mas liberador que limpiar las escaleras para una empresa que no te quiere….pagar.
    Para ello se pusieron en marcha películas de Doris Day en las que la nueva mujer seducia a Rock Hudson y a cualquier otro galan.
    Esas feministas fueron evolucionando.
    Se descubrió que Rock no era tan macho.
    Lo que no se descubrió fue el resto del pastel.
    Pero nada como luchar por una ley de divorcio, en la que solo ella se pudiera….divorciar.
    Divorciarse del esposo y casarse con la empresa.
    La empresa y el Estado del…..Bienestar.
    Y nos va a todos y a todas también que no se, nosotros y nuestros hijos e hijas de que……nos vamos a quejar.

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  6. A ver donde esta las feministas buenas cuando se vilipendia la figura del hombre. Nos hubiera gustado verlas expresando su opinión contraria muchas veces pero parece ser que muchas mujeres tienen la tendencia de disculpar los comportamientos de otras mujeres solo por el hecho de ser mujeres. Eso lo sabe el poder, mientras caigáis en sus trampas estamos perdidos. Mientras no se recupere la comunidad de intereses entre hombres y mujeres cualquier cosa que se haga está condenada necesariamente al fracaso

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