“El alma humana tiene necesidad de verdad y libertad de expresión” Simone Weil

"Ni cogeré las flores, ni temeré las fieras” Juan de Yepes

La huida del dolor como huida de la vida

La huida del dolor
como huida de la vida.

"Vivir es luchar y la lucha siempre es dolorosa"
Félix Martí Ibañez



El uso de antidepresivos se ha disparado en toda Europa, prácticamente se ha doblado en el último decenio . En el Estado español el consumo de  estos fármacos  se ha incrementado en un 38% pero el de hipnóticos y sedantes lo ha hecho en un 66% y  este crecimiento es, además, exponencial.

La utilización de psicofármacos es especialmente aterradora entre las mujeres, al menos el 25% de la población femenina toma algún narcótico para aliviar el dolor de vivir.

No hay duda de que la vida se ha hecho cada vez más insoportable para un número creciente de personas y especialmente de mujeres. Según la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo, la depresión femenina pasó del 6,58%   al 20,49%  entre 2003 y 2006. Quiere decir esto que el número de enfermas psíquicas[1] se triplicó en solo tres años, años que son, además, los de las grandes campañas institucionales a favor de la mujer y la creación del primer Ministerio de Igualdad.

Lo cierto es que emerge una nueva personalidad débil, blanda, egocentrada de forma narcisista, incoherente y menguada cuyas emociones no sostienen sus funciones superiores sino que las anulan, que esa personalidad es mucho más común entre el sexo femenino y que este sujeto, así constituido, es un potencial drogadicto de sustancias psicoactivas sean éstas legales o ilegales.

Lo real es, también, que tal individuo está siendo creado por la intervención de los funcionarios del Estado del bienestar que incorporan cada vez más personas a su protocolo de medicalización, convenciendo de paso a sus pacientes de que la vida no merece la pena ser vivida y que todo lo que podemos hacer es anestesiarnos el cuerpo[2] y el alma para no sufrir, no pensar y no sentir.

A la par que las sustancias químicas nos envenenan el cuerpo ha aparecido un nuevo mercado de narcóticos espirituales dirigidos de forma especial a la población femenina, una industria que proporciona pingües beneficios a los vendedores de la sanación milagrosa y la felicidad a la carta. Cursos, talleres y encuentros que prometen una beatífica apatía como paradigma de la dicha y el optimismo. Estas drogas, tan nocivas como las primeras, nos procuran una salida escapista de la realidad y permiten que nuestra vida auténtica se siga degradando mientras cerramos los ojos y destruimos nuestro  mundo interior para convertirnos en autómatas sonrientes y pasmados, ciegos al horror de la realidad circundante y a nuestra propia condición.

Hay una gran tragedia en la incapacidad moderna para la aceptación del dolor, una tragedia auténtica, porque esta huída del malestar, paradójicamente, incrementa hasta el infinito el padecimiento personal y social. Renunciar al sufrimiento significa renunciar a muchas cosas fundamentales que dan sentido a la vida. Significa:
  1. La renuncia a la conciencia del mundo, a la verdad de lo real. El esfuerzo por acercarse a la verdad de las cosas es amargo porque implica un trabajo ímprobo, a veces sobrehumano por superar las barreras descomunales que el sistema pone. La victoria sobre la mentira y el error ni es fácil ni es cómoda, es dura y sufriente, nos condena a vivir en la conciencia de nuestras limitaciones y, a menudo, en la incertidumbre y en la duda. Por otro lado, la defensa de la verdad requiere de una enorme dosis de valentía y desprecio por la tranquilidad  y el propio bienestar. Hoy, en la sociedad de la mentira obligatoria, quienes luchan por la verdad están condenados al ostracismo, la persecución, el oprobio y las humillaciones sin límites. Quien desee, pues, acercarse a la realidad del mundo, tomar conciencia de la verdad de las cosas ha de aceptar el dolor que lo acompaña.
  2. Quien teme el sufrimiento ha de renunciar al amor. Todas las categorías del amor, el amor sexual, el amor maternal, el amor fraterno, el amor social, la amistad y el amor convivencial, todas, producen en algún momento angustia por la incomprensión, el miedo a la separación o el abandono, el sentimiento de vulnerabilidad y dependencia. Los vínculos y compromisos amorosos implican esfuerzo y sacrificio y olvido del propio interés. Si el amor es una de las experiencias humanas más sublime y extraordinaria no está exenta casi nunca, como todo lo sublime, del lado trágico. En las condiciones actuales de destrucción casi total de las estructuras de vinculación y compromiso humano la lucha por reconstruir en lo social y en lo personal la convivencia  tendrá más momentos dolientes que placenteros.
  3. Quien no está capacitado para el sufrimiento no puede acceder al conocimiento de sí mismo ni auto-construirse como persona porque todos somos seres bipartidos y la mirada hacia nuestro interior, si es valiente y sincera, es dolorosa. Quien no esté dispuesto a aceptar la realidad de sí mismo por miedo a la angustia  de ver su lado oscuro, no puede desarrollar en sí ni virtud ni excelencia alguna, pues todo desarrollo implica negación, vacío y privación, y, por lo tanto, malestar. El miedo al dolor nos está convirtiendo en seres-nada vaciados de los rasgos humanos de conciencia, virtud, voluntad y entrega.
  4. Quien no está dispuesto al sacrificio no puede resistir al mal que avanza imparable en toda la sociedad, se ve impelido a colaborar con él activa o pasivamente. No puede, por ello, contribuir al avance del bien, de lo justo, lo bello y lo sublime en todos los órdenes de la vida porque cualquier proyecto de regeneración de lo humano implica exponerse a ser hostigado y acosado en un tiempo en el que el mal es fuerte y poderoso. Eso significa que quien no se sacrifica por el bien del mundo está obligado a vivir dentro de la iniquidad y sufrirla.
  5. Todo lo grande, lo trascendente, lo significativo, lo que tiene proyección histórica, lo que es valioso y excelente es conflictivo y arriesgado, quien se acobarda ante el dolor está obligado a vivir en lo mezquino y lo insignificante, lo doméstico y lo anodino, a entregar su vida a actos intrascendentes y sin valor. Todo lo creativo, lo estético, lo bello y lo sublime exige un canon de padecimientos, el Arte con mayúsculas desaparecerá de nuestras vidas ahogado por el bienestar y, por lo tanto, estaremos obligados a vivir en la fealdad y la aberración.

Ser capaces de sufrir, mantenerse indiferentes ante la aritmética del placer y el displacer, es la condición para la vida auténtica, para la libertad y la virtud personal.  Esta capacidad está desapareciendo hoy de la sociedad, pero de forma especial está siendo anulada entre las mujeres que somos conducidas hacia una deriva de estúpida armonía interior que no es sino abulia y flojedad ante el esfuerzo de vivir y de ser libres. Superar el dolor de la existencia a base de drogas es lo mismo que renunciar a la vida. Quienes nos venden una felicidad sin tacha y una emancipación adulterada,  sin  lucha, sin miedo, sin sudor y sin sangre nos venden una mercancía podrida, simplemente eso no existe.






[1] Puede entenderse este proceso como un crecimiento intenso del malestar objetivo y real de las mujeres o también como una maniobra de las instituciones de la salud para medicalizar y narcotizar a las féminas en masa con el pretexto de ayudarlas y protegerlas. En mi opinión ambos factores se complementan y se potencian uno a otro.

[2] En EEUU la muerte de mujeres por abuso de analgésicos ha sido calificado por algunos expertos de epidemia, cada día mueren 18 mujeres en Norteamérica por esa causa y se considera que uno de cada 10 suicidios tiene relación con ese abuso.


20 comentarios:

  1. Excelentes reflexiones... pero: ¡aguas! como dicen en México, i.e., CUIDADO con algunas generalizaciones que se deben evitar. Creo que el asunto de las "drogas" es tan complejo como es de sencillo... Espero que podamos deshilvanar la pita de razonamientos entretejidos con términos que necesitan clarificación... Aceptar el dolor por supuesto que no está reñido con la busca del placer siempre que cierta armonía, cierto equilibrio no se rompa. Saludos y gracias por PENSAR!

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  2. Un artículo potentísimo. Una cuestión, bueno, dos cuestiones. Dónde puedo adquirir tu primer volumen de " Feminicidio o auto..."? Para cuando el II volumen?
    Todavia hay mujeres...que Aman a sus hijos, y se complementan con su pareja.
    La Historia la han falseado tanto...que es lógico creer que este modo de vida, de ser, de pensar: es el mejor. Sino que es el UNICO posible.
    Izquierda+Derecha=Pensamiento Unico

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    1. Gracias por tus palabras. Para pedir el libro ponte en contacto en mi correo pradoesteban@hotmail.com. El segundo volumen lo estoy preparando ya aunque todavía tardará unos meses.

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  3. La solución oficial para este mundo horrible, no es eliminar sus disparates, sino encontrar drogas que nos permitan soportarlo.

    Saludos.

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  4. Muy buen artículo. Sin embargo, considero que la crítica hacia la armonía interior no es acertada ya que las grandes batallas se dan y se vencen conforme se alcanza mayor armonía interior, mayor equilibrio. Creo que es un error confundir estos conceptos con abulia y flojedad. Si llegamos a experimentar lo profundo de estos dos términos, armonía y equilibrio son sinónimo de fortaleza y determinación. Propongo unir éstos a tu concepto a cerca del sufrimiento y el dolor, con los cuales estoy absolutamente de acuerdo, que pueden llegar a construir un ser humano consciente y poderoso, agente de cambio.

    Gracias por tu artículo.
    Un saludo

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  5. Indica usted que según la Encuesta Nacional de Salud, el porcentaje de
    mujeres con depresión pasa del 6,5 al 20,5 de 2003 a 2006. Creo que es
    interesante hacer notar que según esa misma encuesta para 2011/2012,
    el porcentaje se ha reducido al 9.3%. ¿Cómo se puede interpretar esto
    según su razonamiento? Gracias.

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  6. Pues a mi me sale el 17,33% de mujeres, entre 25 y 64 años, ansiosas/depresivas para 2011/2012. Y el 33,11% en mujeres de 65 en adelante.

    http://www.ine.es/jaxi/tabla.do?path=/t15/p419/a2011/p04/l0/&file=04041.px&type=pcaxis&L=0

    Pero vamos que son estadísticas... y yo me fío más de mis observaciones: el 99% de las mujeres de mi (amplio) entorno están desquiciadas, sin rumbo, perdidas, ansiosas, irascibles, confundidas, estresadas, etc. todo ello en mayor o menor proporción. Los hombres también, por supuesto (pero de otra manera).

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    1. Yo hablo sólo de depresión, al igual que la autora del artículo. Usted, sin embargo, da la cifra combinada de depresión y ansiedad, lo que es incorrecto. ¿Está de acuerdo conmigo?

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    2. Ponga usted aquí su fuente y luego seguimos hablando. Pero sepa usted que, para el caso, SÍ, es lo mismo: las que están ansiosas están igual de medicadas que las depresivas.

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    3. Digo clarísimamente cual es mi fuente. Pero se la digo otra vez: la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo. Si lo que quiere es un enlace, también se lo digo:

      http://www.msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/encuestaNacional/encuestaNac2011/encuestaResDetall2011.htm

      Para más señas, la página 36, abajo a la izquierda.

      La autora (por error) compara cifras de solo depresión, con cifras de depresión más ansiedad, con lo que parece que se disparan un 300%. Esto es engañoso. ¿No?

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  7. En cualquier caso las estadísticas pueden verse desde muchos prismas pero lo cierto es que el consumo de psicofármacos sigue creciendo.
    Estamos hablando de un asunto complejo. Las estadísticas de depresión miden por un lado el malestar real y por otro la intervención de las instituciones para dar nombre a ese malestar, convertirlo en una patología y tratarlo desde esas mismas instituciones. En la medida que quien nombra eso es el Estado y sus funcionarios, ellos mismos pueden hacer subir o bajar las estadísticas a su antojo, basta con cambiar los parámetros o cambiar el nombre.
    Lo cierto es que la capacidad para tolerar el malestar ha caído de forma espectacular. Hace 25 años los que dejabámos de fumar lo hacíamos usando la fuerza de voluntad, hoy parece imposible sin Prozac. En el pasado el dolor, el duelo, la angustia y la tristeza eran situaciones de la vida, no se le daba un diagnóstico médico sino que se consideraban entre las experiencias inevitables por estar vivos; hoy la muerte, el dolor del desamor, el pesar por la mala convivencia, la tristeza por la falta de libertad, no se consideran como problemas existenciales, sociales o políticos sino patologías clínicas, de manera que dejan de estar en nuestras manos para pasar a estar en manos de otros (funcionarios e industria farmaceutica)
    Es importante no hacer una lectura victimista del ascenso de los desequilibrios psíquicos entre las mujeres, las mujeres somos también responsables de no hacernos cargo de nuestra propia vida, de ponernos en manos de los funcionarios de la sanidad y permitir que ellos nos dirijan y nos gobiernen.
    Lo que mide el aumento de la depresión en las mujeres es la parálisis y la incapacidad para tomar las riendas de la propia vida, su desplome en la queja y el victimismo y la falta de energía para luchar. No solo somos víctimas del sistema, que lo somos, sino de nosotras mismas.


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    1. Pero usted cita una estadistica en la que se habla de un aumento de la depresión, y la usa para apoyar sus argumentos. Incluso se merece una cita al pie en la que analiza las posibles causas de ese espectacular aumento.

      Ahora, se ve que esa subida no es como usted la pinta, a la luz de los datos de 2012. Resulta entonces que las estadísticas no valen para nada, ya que los que las hacen las pueden hacer cambiar como les de la gana. Lo siento pero eso es una impostura intelectual.

      Además, he visto ahora (gracias, señor Cosma) que es aun peor: la estadistica de 2003 es SOLO de depresión, mientras que la del 2006 es de depresión, ansiedad y otras combinadas. En definitiva, un error de bulto.

      En efecto, hablamos de un asunto complejo y las estadísticas pueden verse desde muchos prismas. Pero eso es distinto a citar estadísticas falsas, y después decir que las estadísticas son inútiles cuando le refutan a uno. Al menos considero que debería enmendar el artículo, y no hurtar la verdad a sus lectores.

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    2. Yo, sin intentar enmendar a nadie, reitero que, para el caso, es lo mismo ansiedad que depresión. Si Prado considera que deber rectificar que lo haga, pero yo creo que lo que quiere decir está bastante claro y que, además, no le falta razón. Ahí tiene las cifras de 2011-2012 para demostrar que la CIFRA OFICIAL es bastante alta. Y le reitero que la realidad cruda es que son muchas más las que están ansiosas o depresivas que lo que indican esas u otras estadísticas... muchas más, en realidad casi todas. De hecho, de todo mi entorno, que yo sepa, ninguna está medicada, por lo que no aparece en las estadísticas... Que quede claro, por tanto, que YO NIEGO DICHAS ESTADÍSTICAS, tanto las de usted como las de Prado, por simple observación de mi (amplio) entorno.

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    3. Yo no digo que las cifras sean bajas. Simplemente digo que afirmar que se triplican entre 2003 y 2006 los casos de depresión, basándose en los datos de una encuesta, pero comparar datos de de depresión datos de otra cosa, es mentir. ¿No está de acuerdo con eso?

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  8. Aceptando que hay un error en ese dato (que yo había tomado de la prensa diaria) en ningún momento he basado yo mi argumentación en el crecimiento de la depresión, ni en que éste sea el único factor de desorden psíquico a tener en cuenta, simplemente me llamó la atención el dato y lo consideré contrastado, lo que,obviamente es un error.
    La nota al pie habla, precisamente de que ese crecimiento no mide únicamente el malestar de las mujeres sino el interés del Estado por medicalizarlas y dirigirlas a base de drogas. ¿Qué importancia tiene que tomen antidepresivos o ansiolíticos? Los datos sobre ventas de estos fármacos y su crecimiento son, creo, más fiables y me parecen aterradores.
    Y todo esto tomando en cuenta únicamente las drogas legales de venta en farmacias...

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  9. Agradezco que admita el error. Agradecería también, si le es conveniente, una referencia a la prensa diaria que cita.

    Ese error le lleva a esribir: "Quiere decir esto que el número de enfermas psíquicas se triplicó en solo tres años", lo que es una afirmación extrema. Y falsa. Ahora que lo sabe, ¿no va a corregir el artículo, para eliminar semejante afirmación infundada?

    Insisto en que es deshonesto citar estadísticas cuando le gustan a uno, y ningunearlas unas horas después cuando no le gustan.

    Yo no he dicho que base sus argumentos únicamente en este dato. Pero está claro que lo usa para apoyarlo. Ahora que lo sabe falso, simplemente decide ignorarlo por considerarlo manipulado. Ahora considera que los de medicamentos son "más fiables" que estos. ¿Qué pasaría si fueran falsos también?

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  10. Estimado amigo, le agradezco la información que ha aportado y que permite desglosar las estadísticas de depresión,ansiedad y otros desórdenes mentales de forma más precisa. Por lo demás nada decisivo del texto queda invalidado por ese hecho. Únicamente tengo que corregir la afirmación de que el número de deprimidas (según el conteo de las instituciones) se triplicó en tres años, pues no es exacto, lo cual hago en esta misma nota.
    No tengo ningún problema en admitir un error, ni en un dato ni en una idea cuando es equivocada, todos los que buscamos acercarnos a la realidad del mundo sabemos que los datos de ese mundo real no nos permiten las certezas absolutas, pero creo que mi argumentación tiene suficiente base documental y experiencial para contener un grado de verdad relativa suficiente.

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  11. En cuanto a la moderación de comentarios mi criterio es que cuando se ha expuesto una opinión y tal ha quedado suficientemente recogida serán limitados los comentarios hechos por las mismas personas que ya han intervenido, que versan sobre el mismo asunto y no aportan ya nada novedoso a las cuestiones tratadas.

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  12. Traducido al portugués en

    http://artemiseum.blogspot.com.br/2014/09/a-fuga-da-dor-como-fuga-da-vida_34.html

    Gracias

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