La maternidad, de lo sublime a lo monstruoso.
"Así la enfermedad del alma no se cura sin el llanto
de las lágrimas"
“Apologético” Beato de Liébana
Comienza Beato de Liébana su “Comentario al
Apocalipsis” aseverando que todos somos seres bipartidos, que todas las cosas
del mundo son así, bipartidas y contradictorias y por ello permanecen en lucha
siempre. Es por eso que el bien y el mal no pueden ser separados y se mantienen
siempre encadenados en la naturaleza de todas las cosas humanas.
Me resuenan estas palabras de Beato cuando termino de
leer el libro de Estela V. Welldon a la que conocí hace apenas dos semanas y con
la que compartí un valioso encuentro de intercambio y reflexión y un buen vino.
Es un texto de título fuerte y amenazador, “Madre, virgen, puta. Un estudio de la perversión femenina” escrito sin miedo y con voluntad de profundizar en
aspectos inquietantes y oscuros de la experiencia humana.
Esta psicoanalista residente en Londres ha hecho una
indagación de enorme calado en las formas perversas de la sexualidad femenina y
denuncia, con razón evidente, que se haya considerado la maternidad como inevitablemente
inmaculada y virginal ignorando las formas desviadas de asumir el embarazo y
sobre todo la crianza.
Quienes vivimos la maternidad con pasión y fogosidad
íntima podemos tener la tentación de idealizar las funciones maternas extrayendo
y anulando la parte oscura que tiene en muchas ocasiones. Entonaré pues, el
“mea culpa” pues, aunque en algunas ocasiones he tratado de la maternidad
perversa, mi entusiasmo por la generación y crecimiento de la vida me lleva a
exaltar estos procesos con una emoción
algunas veces insuficientemente matizada.
El libro de Welldon defiende, como ya lo ha hecho
Casilda Rodrigañez y yo misma, que la sexualidad primaria de las mujeres (salvo
excepciones infrecuentes de forma natural) está vinculada a la fertilidad y la
maternidad. Estela deplora la incomprensión que el psicoanálisis clásico ha
tenido de la sexualidad femenina y la forma como ésta ha sido constreñida en el
paradigma masculino cuya idiosincrasia es sustancialmente diferente e
igualmente singular.
La vivencia del cuerpo, del espacio y el tiempo en las
mujeres está marcada por elementos exclusivos del sexo femenino, el espacio
simbólico del sexo hembra no es el clítoris, que gran parte del psicoanálisis interpreta
como el pene ausente y la sexología institucional moderna como el verdadero
centro erótico de la mujer, sino el útero, el espacio interior que alberga la
vida, el lugar de la actividad generatriz de nueva vida humana. La feminidad se
construye en las niñas precisamente por la conciencia psíquica de su capacidad
para gestar y la conciencia corporal de sus órganos interiores.
También el tiempo es vivido de manera distinta y
singular por las mujeres, al tiempo exterior de las actividades se añade el
interior, de los cambios internos físicos y emocionales vinculados a los ciclos
hormonales y sobre todo al “reloj biológico” que marca los ciclos vitales de
las mujeres, elementos todos ligados a
la fertilidad.
El embarazo es un hito que transforma profundamente,
no solo la psique, no solo el eros, sino la vida entera de la mujer, ya “nada será como antes”, de hito sexual pasa a ser un componente de la mayor
revolución en la existencia de las mujeres (y, de manera diferente pero real,
de los hombres que asumen plenamente la paternidad) y tiene además una
influencia en el entorno y en la sociedad fundamental.
Por este carácter central de la maternidad en el eros
de la mujer, la perversión sexual de las mujeres se realiza mucho más a menudo
en su faceta de madres que en la actividad libidinal con el otro sexo. Welldon
estudia la perversión de la maternidad, la existencia real de la “mala madre”
como parte de las desviaciones que se
producen por la desorganización del mundo afectivo y sexual de las niñas. La
infinita complejidad del hecho sexual humano y la forma diferencial en que es
vivido por ambos sexos en su lado natural tanto como en su lado perverso
(entendida la perversión en el sentido que le da el psicoanálisis) es
reconocida liberándose de la corrección política al uso.
A estas reflexiones de Estela Welldon me gustaría
añadir otras que me parecen fundamentales. En realidad estamos redescubriendo
algo que la sociedad tradicional ya sabía, si estudiamos los cuentos infantiles
veremos que la mala madre, la madre perversa que abandona o que mata, como madre-madrastra,
está muy presente en el imaginario colectivo. Recoge esta cultura dos asuntos
fundamentales, la existencia real de la madre perversa y el miedo infantil, un
miedo atávico y profundo, a ser abandonado, engullido o destruido por la propia
madre.
Cuando observo la simpleza desabrida y cursi de las
historias que narran los cuentos modernos no puedo dejar de pensar que mientras
que en el pasado se consideró a las criaturas como seres con vida interior, con
miedos y angustias, con sensibilidad y
percepción del conflicto íntimo y exterior, hoy son mirados como estúpidas
criaturas sin conciencia de sí ni del mundo, seres sin vida psíquica superior
ni percepción de la realidad, ni
emociones y sentimientos propios.
Los cuentos sobre las malas madres son por un lado la
representación de una realidad que ha de ser admitida y por otro un instrumento
para exorcizar el miedo y ayudar a gestionar el conflicto de la separación, el
conflicto de la autonomía, de crecer e integrarse en el mundo que atraviesan
las criaturas en su proceso de crecimiento. Quiere decir esto que la sabiduría
ancestral entendía la psique humana de una forma mucho más certera y atinada
que la mayor parte de las corrientes académicas modernas y había elaborado no
solo una teoría para explicarla sino sobre todo un acervo práctico para abordar
tales situaciones y para no olvidar nunca la pugna permanente entre los dos
lados de cada ser y cada realidad.
A menudo el conocimiento del presente nos obliga a
hacer un viaje de ida y vuelta al pasado.
Brutal texto. No tengo muy claro que el espacio simbólico o centro erótico de la mujer sea el útero sino que quizás útero-clitoris-pezones-cerebro y muchos más centros erógenos estén unidos e imbricados, tal y como se muestra con la lactancia: la succión del pezón genera oxitocina, se conecta con el cerebro,que a su vez hace que se contraiga el útero, lo que puede producir sensaciones eróticas, placenteras y/o desagradables sumadas a todo un imaginario erótico personal y cultural... Me parece sumamente interesante lo que comentas del libro de esta autora, a su vez lo sumo a las reflexiones de Ileana Medina en (http://www.tenemostetas.com/2014/11/por-que-no-tienen-madre.html) y a las que comenté en mi otro blog (http://www.lacasitadealgodonales.com/blog/?p=1805) en el que hablaba de las nanas populares vistas por Lorca. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSomos pocas, pero nos leemos por aquí ;-) y es un placer poder intercambiar. Gracias por el artículo y por el comentario y la cita de Tania.
ResponderEliminarPor supuesto que la "sabiduría ancestral" (esa siempre ha estado ahí) tenía y tiene una visión más certera sobre el mundo interior infantil y humano en general, pero también es cierto que la infancia de los niños ha sido mucho más horrible mientras más das para atrás en el calendario.
La vida en la "sociedad de masas" quizás se ha trivializado y homogeneizado, pero quiero creer que también los indices de crueldad, abuso, castigo, muerte, enfermedad y terror para los niños ha disminuido mucho.
Gracias por todo!
Estoy con Tania e Ileana...
ResponderEliminarYo no vuelvo atrás ni para coger impulso.
Para mí ya hablar de perversión me pone los pelos de punta....No me gusta. Analizar a la mala madre....me parece que no debería de ser el foco, sí analizar el sistema y los factores de opresión....No echaría más sombra de la que ya hay por culpa de una sociedad violenta y machista.
La infancia antes era representada desde ese pánico terrible y desolador asumido como algo normal...
Todo muy interesante. Volvi a leerlo gracias a un re-tweet y quise comentar pero me salia un texto demasiado largo, asi que terminé pegando mis palabras en mi blog y a lo mejor iré extrayendo luego unos breves conceptos que dejar aqui. Una vez mas te comento que tu trabajo es muy valioso, aunque mis opiniones puedan coincidir solo en parte, porque recibimos demasiado material en forma de pensamiento unico desde los medios de comunicacion.
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