VICTIMISMOS Y NEO-RACISMOS

La prensa estos días da cuenta de un nuevo conflicto racial en EEUU, la muerte de un joven a manos de un policía de Misuri desata las iras de la población negra, volvemos a escuchar el mantra del racismo blanco y los negros víctimas, un discurso tan fácil como falso que nos describe un mundo maniqueo en el que el color de la piel nos divide en buenos y malos. Es el racismo moderno, la versión actual de los esencialismos religiosos.

Sobre mi mesa tenía justamente dos artículos que deseaba comentar, uno habla de Oprah Winfrey, la mujer negra que dirige un imperio multimillonario en una de las industrias con más poder del imperio, la del adoctrinamiento mediático y que ha sido definida por la revista Forbes como una de las personas más poderosas del planeta. A Oprah también la presentan con esos rasgos de víctima del sistema por ser mujer y negra, pobre y abusada desde niña e incluso por tener sobrepeso y abusar de las drogas.

El otro artículo habla de Beyoncé que junto a su marido Jay Z ocupan un lugar entre los poderosos muy cercano al de la presentadora. La ganadora de 17 premios Grammy se muestra como una defensora de los derechos de la mujer y el empoderamiento femenino. La prensa de la derecha española la define como un modelo, “no es pequeña hazaña para una mujer negra ser capaz de expresar tanto su poder como su sexualidad sin verse reducida en el proceso a la consideración de prostituta que ha olvidado su sitio”.

El uso de la victimización para conseguir la adhesión al sistema es ya una tradición larga y sorprende que siga consiguiendo resultados y movilizando conciencias aún hoy cuando los hechos son contundentes y conocidos. EEUU tiene un presidente negro y el número de personas de esa raza en los grupos de poder es creciente e imparable. El caso de las mujeres es también significativo, mientras un núcleo de ellas escala puestos de poder  siguen utilizando la condición de oprimidas para manipular emocionalmente al pueblo.

Cuando Valerie Jarrett, consejera de Obama, madre soltera y negra, es considerada la mujer con más influencia de Washington al tiempo que un afroamericano toma la dirección de “The Times” que ha sido conducido por una mujer hasta hace poco, cuando la industria del espectáculo y la diversión, del embrutecimiento dirigido a las masas está lleno de mujeres y hombres negros hiper-millonarios y el modelo de varón blanco heterosexual es ya minoría entre los representantes demócratas en la Cámara, cuando la policía y el ejército imperial norteamericano se nutre especialmente de las minorías negras e hispanas, resulta absurdo seguir sosteniendo el discurso racista de la supremacía blanca.

Lo cierto es que el poder es hoy multirracial y multisexual como lo son las clases preteridas y que el victimismo neo-racista pretende romper la conciencia de las clases subalternas para impedir la solidaridad de los sin poder y su enfrentamiento con el Estado. La política de sexos, como la política de razas es la manera concreta en que el poder destruye la conexión con la realidad, introduce ideologías que son auténtico pensamiento religioso y consigue el gobierno total de las masas que son conducidas en todos los actos de la vida por métodos de control cada vez más interiorizados.

Convendría tener un sano escepticismo ante estas maniobras y leer estas noticias con las emociones bajo control. Que un policía blanco haya matado a un joven negro en Misuri es un hecho contingente, podría haberlo hecho un policía negro.

En 1992 un acto similar, la paliza que recibió el joven negro Rodney King de un policía blanco, desató los mayores disturbios raciales de la historia de Los Ángeles, un amotinamiento que derivó en enfrentamiento civil entre negros y otros grupos raciales. King recibió una indemnización de 3,8 millones de dólares y la policía de Los Ángeles incrementó especialmente sus efectivos de color. Estos hechos no solo no acercaron ninguna revolución sino que contribuyeron al fortalecimiento del poder existente.