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El Ministerio de Igualdad o el nuevo Santo Oficio

El Ministerio de Igualdad o el nuevo Santo Oficio
Ana Mato propone un índice de libros prohibidos



En una entrevista en televisión la ministra Ana Mato propone la retirada del polémico libro "Cásate y se sumisa", yo no he leído el texto de Constanza Miriano y tengo por norma no definirme sobre lo que no conozco pero en cualquier caso me repugna la tutela institucional que pretende librarnos de la tentación de ser sometidas negándonos el derecho a decidir qué leemos, robándonos la libertad de conciencia y liquidando la libertad de expresión.

Como co-autora de un libro también censurado y perseguido por las corrientes feminicidas vinculadas al Ministerio de Igualdad, tengo que levantar la voz alto y claro ¡No puede perseguirse la palabra! Debe haber libertad para hablar y para escribir , para debatir y para criticar, para aplaudir y para rechazar ideas.


Solo los fanáticos, los creyentes exaltados y sectarios en las religiones del Estado apuestan por prohibir antes que en argumentar pues no tienen argumentos ni razones solo fuerza bruta y modos policíacos.

Se define con mucha lucidez y contundencia mi amiga Tania Gálvez San José. Comparto plenamente sus reflexiones y las comparto con vosotros.



 (Texto de Tania Gálvez San José  aparecido en facebook)

Hay muchos libros que no me gustan, contenidos que me repugnan, libros que promueven lo peor del ser humano, libros que mienten, libros que buscan la sumisión. Sin embargo, nunca pediré la retirada, la prohibición o la quema de ninguno de ellos. Algunos incluso están en mis estanterías, como los libros de gangsters económicos que me gusta leer solamente por conocer al enemigo y su forma de pensar.


Las ideas se combaten con ideas. Y el mejor combate es la reflexión y la crítica acertada. Hoy hay muchas sumisiones de las que no se hablará mañana en los grandes medios: sumisión al jefe o la jefa, sumisión a la empresa, sumisión al gobierno, sumisión al fanatismo político, sumisión al poder y al dinero, sumisión a la autoridad médica, sumisión al profesor o profesora... Sin embargo, pocos libros lo defienden explícitamente, lo que es una verdadera hipocresía (menos los reglamentos disciplinarios de todas las instituciones).

Por ejemplo, cuando firmas un contrato de trabajo, estás firmando una sumisión y, lo peor de todo no es la explotación, es el dedicar (en la mayor parte de los casos), un tiempo valioso a tareas inútiles, superficiales, destructivas, que sirven a intereses de unos pocos mientras, además, te roban la creatividad y el pensamiento. ¿Quién se atreve a pedir el fin de la sumisión al trabajo asalariado y al poder? ¿Quién se atreve a ser insumiso en su puesto de trabajo cuando las tareas que se realizan en la empresa sirven para construir un mundo peor? ¿Quién se atreve a ser insumiso ante la propaganda, ante las órdenes injustas o las separaciones forzosas de los seres a los que amas, por ejemplo, de tus hijos al terminar el permiso de maternidad/paternidad?

Ahora se pide la retirada de un libro que hubiese pasado sin pena ni gloria sin la publicidad gratuita que se le ha hecho... y el poder político de todos los colores lo apoya, incluso lo exije. Se abre la veda a que se presione para que se retiren otros libros, otros que quizás nos gusten algo más... Ten cuidado con lo que deseas, quizás se convierta en realidad.

Un comentario a "Feminicidio o auto-construcción de la mujer"

Un comentario a "Feminicidio o
auto-construcción de la mujer"

Agradezco a Enrike Lopez este comentario porque un libro debe ser un organismo vivo que respira a través de cada lector o lectora y que va creciendo con nosotros.

2013-noviembre


Aupa María y Félix

Primero de todo, felicitaros por vuestro trabajo. Zorionak! (¡Que tengáis buenos augurios!) Ya quisieran muchas universidades de Humanidades ser capaces de publicar un trabajo de similar profundidad y valentía, aunque sólo fuera uno. Pero vivimos en una época en la que muchos interesados se burlan cada vez que alguna persona se atreve a mencionar la palabra verdad.

Personalmente y por mi propia vida y decisiones, me ha gustado ver que, por fin, alguien escriba con claridad acerca de los que con todo acierto llamáis profesores y profesoras funcionarios del Estado, los cuales por cierto siempre se apuntan a dirigir, orientar y, por último, que es de lo que se trata, echar a perder cualquier movimiento, impulso o decisión que surja de la sociedad o de la iniciativa popular.

No sólo coincidimos en esto, es decir, en la necesidad de hacer frente al funcionariado, la cual ha sido de alguna manera la decisión que más consecuencias ha tenido para mi vida, sino que de repente me he encontrado en vuestro trabajo con reflexiones e intuiciones que hace tiempo ya había compartido con amigas y amigos. Entre otras, la defensa de la sociedad comunitaria que tan fuerte ha sido en el País Vasco y en todo el reino de Navarra, incluidas Rioja, Norte de Burgos y Aragón y de la que hoy quedan unos rescoldos, que en la medida de lo posible, y de lo imposible, intentamos revivir. De hecho, José, un amigo del 15-M y del grupo de hombres de Santurtzi, me avisó de que vosotros habíais defendido públicamente las mismas ideas que habíamos apuntado en una charla en Santurtzi organizada por el 15-M de esta localidad la primavera del 2011 el compañero Antton Mendizabal y yo (“Alternativas al capitalismo desde Euskal Herria”).

Además, yendo más a lo personal, he manifestado en privado a amigas y amigos mi disgusto y desolación por observar una sociedad en la que todo el mundo anda divorciándose, separándose, con hijos viviendo situaciones esquizofrénicas, donde hombres solitarios vagan por las calles al haberse visto de la noche a la mañana sin casa, sin apenas relación con sus hijos e hipotecados para toda la vida, donde veo a tantas mujeres incapaces de ser felices con nada, precisamente, como los nuevos ricos, pues ambos han recibido el mensaje destructivo para cualquier persona de que tienen derecho a todo y que incluso tienen más derechos que los demás, es decir, que sus semejantes, en realidad sin haber vivido una vida de esfuerzos, sino que su vida ha sido más bien la del apogeo de la sociedad de consumo y de la glorificación de los grandes centros comerciales.

Me atrevo a decir que si el Pueblo que desde que el mundo es mundo ha hablado en euskera y hoy todavía lo habla en parte, los vascos, los navarros, han sobrevivido a muchos ataques destinados a destruir su identidad es, en este momento, cuando la nueva ideología feminista está socavando nuestra identidad como pueblo, dividiendo por primera vez en su historia con claridad los hombres de las mujeres y las mujeres de los hombres. No creo que sea el golpe de gracia, pero la confianza en el futuro no puede hacernos dejar a un lado este aspecto fundamental que atraviesa muchos aspectos de nuestras vidas. Hace poco lo habían intentado otro tipo de ideologías progresistas de corte izquierdista, pero a estas alturas ya habían fracasado.

Sin embargo, nuestro pueblo ha visto pasar por nuestra misma tierra o muy de cerca de ella muchos imperios que ya no existen y Euskal Herria sigue existiendo. Capitalismo, imperios, ideologías, partidos y constituciones pasarán, pero nuestro pequeño país perdurará. Y, para los vascos, esto es lo que cuenta en la historia y en la política, y así lo aprenden desde pequeños, generalmente en las casas, en las familias y en nuestros pueblos o caseríos.

Es una historia que cualquiera puede entender y aprender: es una historia que habla de ganar pocas veces, perder muchas y, se gane o se pierda, siempre resistir.

Voy a señalaros a continuación los pasajes de vuestro libro que más me han emocionado por su claridad y profunda verdad:
- La denuncia del victimismo en las páginas 32-22, con las notas sobre el mismo tema.
- La declaración de vuestras ideas fundamentales en las páginas 112, 113 y 114.
- Todo el capítulo de “La modernidad misógina”, que analiza la vida que ha vivido nuestra generación. En verdad me ha llegado. Incluso dentro de éste, destacaría el apartado de las beatas de la página 323 a 327, mucho más que por ser historia pasada, por su descripción de comportamientos humanos que están y van a estar aún más plenamente vigentes entre nosotros.
- No puedo olvidar las perlas que vais soltando a lo largo del libro con los testimonios concretos y vividos de mujeres luchadoras y del pueblo. Seguro que algunas frases me han emocionado tanto como a vosotros. Lo mismo puedo decir de las luchas que recogéis de algunos pueblos.

Sin embargo, poco aprendemos de los elogios y, seguramente, podemos aprender más de las derrotas y de que alguien nos diga qué es lo que no le ha gustado. Os confieso que antes de leer vuestra declaración de ideas de la página 112 en adelante, aparqué unos cuantos días el libro desolado por las terribles críticas que lanzabais en las páginas y notas anteriores contra los que seguimos el fútbol, los que admiramos algunas luchas de las comunidades islámicas y los que adoptamos algunas tribus indígenas como expresión de la resistencia de la vida comunitaria frente a los Estados modernos. En efecto, sigo el fútbol, pero no me importa como deporte, sino como religión (para mí, no hay nada de malo en ser religioso, pero sí, y mucho, en las religiones oficiales estructuradas). Daros cuenta de que en Bizkaia, donde al menos en cinco ocasiones en los últimos 200 años, hemos tenido que resistir y levantarnos en armas, el Athletic de Bilbao ha sido a veces la expresión del inconsciente colectivo. Realmente creo que la mayoría de las críticas que podéis lanzar contra el Athletic son dignas de ser oídas y aceptadas, y seguro que la mayoría son hechos incontestables, pero para muchos de nosotros el Athletic es algo más y creo que ese aspecto se os escapa. En el mundo musulmán, he admirado algunas de sus luchas, pero, no por la religión concreta en la que se encarnaban, pues también me he identificado totalmente con los independentistas cristianos de Timor Oriental contra la ocupación musulmana indonesia. Para mí, algunos grupos y luchas del mundo islámico siempre fueron una referencia, pues en sus luchas he visto la resistencia de una sociedad comunitaria que trataba de resistir a la modernidad capitalista y de los modernos imperios. Lo mismo, si no más, puedo deciros de muchas comunidades indígenas.

María y Félix, para que me entendáis he de explicaros por qué hace tiempo que no leía prácticamente nada del mundo anarquista. No porque estuviese mal escrito, pues generalmente suele estar correctamente escrito. A veces, diría yo, demasiado bien escrito. Cuando algo está tan bien escrito, ¿dónde está la metáfora?, ¿dónde está la ruptura?, ¿dónde está el salto hacia lo nuevo?

Además, nadie como el anarquismo ha hecho una crítica tan justa a la modernidad y en lo esencial está muy bien hecha. Pero lo cierto es que sus análisis te empujan al pesimismo y la desesperación y no tanto a la lucha. Destruye la subjetividad, más que la refuerza. Una chavala de la Kelo de Santurtzi de orientación anarkista expresaba desolada esta conclusión: “Tenemos razón en lo que decimos. Además, lo que está sucediendo nos da la razón, pero no somos capaces de llegar a nadie ni de atraer a nadie.” En efecto, mucha razón, pero esta cruda, crudísima crítica a la modernidad, descuida los aspectos emocionales o de inteligencia emocional. Una crítica cruda, una vez enunciada por primera vez, no lleva a nada simplemente porque la repitamos una y mil veces y, por ello, tal vez tengamos que meternos en la cocina para guisarla.

Sin embargo, suelo leer con interés todo lo que me llega relativo a Winston Churchill. También he seguido con atención el proceso de Venezuela y el liderazgo de Hugo Chávez. No me identifico especialmente con sus políticas, la verdad. Sin embargo, en estas dos vidas encuentro algo que no encuentro en las izquierdas, tampoco en los anarquistas y muy poco en el 15-M, y es el optimismo vital del que estos dos personajes controvertidos hicieron gala y, lo que es más importante para nosotros, ellos tuvieron la suficiente inteligencia emocional para transmitirlo y arrastrar a los demás. El independentismo vasco, en sus buenos momentos históricos y en sus mejores expresiones, ha conseguido despertar las emociones más íntimas y llegar al subconsciente, provocando rebeliones difíciles de explicar desde las cátedras, pero totalmente explicables, si se va a la raíz, al inconsciente, a los sentimientos. De ahí, sin duda, todos los éxitos que ha podido tener.

Si queremos desarrollar una estrategia para contestar al horror que vivimos y definir nuestros proyectos, para mí, es necesario trabajar, esforzarnos y desnudarnos en este aspecto de la inteligencia emocional. Es el impulso que lanza a la calle, a la lucha, a las mujeres y hombres del pueblo. Pero, muchas veces, no lo hemos hecho bien, no. Sin embargo, la historia nos muestra que unos pocos lo han conseguido en coyunturas históricas concretas. Es decir, lo que otras personas pudieron hacer, nosotras y nosotros como semejantes a ellas también podemos hacerlo.

Personalmente, creo que, muchas veces, he sido capaz de resistir en largos procesos de lucha, más de una vez en soledad, porque en el fondo, una parte de mí, a lo mejor no lo suficientemente grande, era insobornablemente optimista, quijotesca,… Por suerte, he sido capaz de tomar decisiones difíciles con la lógica de un niño, de un ingenuo, de un Sócrates, en dos palabras, con optimismo vital. Sin embargo, no he sido capaz de dar un salto y tener éxito entre la gente, porque no he sido capaz de conectar emocionalmente. Tal vez, otros lo logren en el futuro. Yo estaría encantado, pues he observado que aún me es fácil entusiasmarme con los logros de los demás. Os aseguro que esto último no es muy habitual entre nosotros. Necesitamos un paso adelante en este aspecto concreto del optimismo vital, pues la crítica cruda da una imagen de pesimismo y profundiza el agobio.

Amigos María y Félix, así y todo, creo que en vuestro libro hay un esfuerzo genuino por acercarse a la verdad y, por lo tanto, superáis en lo fundamental la crítica cruda y dura. Os confieso que he aprendido mucho y habéis llegado con esfuerzo más lejos que yo en vuestras meditaciones. Para terminar, recordad que en el Quijote es el bizkaino el que se toma más en serio a nuestro caballero. Es uno de los pocos, sino el único. Creo que fue Oteiza el que dijo que cuando uno tiene auténtico espíritu de vasco se identifica totalmente con este caballero de talla universal. Precisamente, eso es lo que he hecho con vuestro libro, tomarlo en la máxima consideración por el valor que habéis tenido de hacer públicas verdades que tienen un carácter universal.

Os añado al final de este escrito una fe de las erratas que he encontrado, sin buscarlas especialmente, en el libro.

Voy a seguir dándole vueltas al tema de qué hacer en el plano más práctico para difundir vuestras aportaciones.

Laster arte, hasta pronto. Besarkada, un abrazo.

Enrike Lopez









Audio: "La feminidad orgullosa de nuestras abuelas. Recuperando la historia de las mujeres en el Mundo Rural"




Charla impartida en la Jornadas del BAH de Valladolid, el 9 de noviembre de 2013.
Sobre la condición femenina en el mundo rural tradicional, incorporando elementos para una historia de las mujeres del pueblo y aportando una reflexión sobre lo que nos enseña la experiencia de nuestra ancestras a las que debemos, por muchos de sus actos, respeto y admiración. También se trata sobre sus errores y desaciertos históricos, de los que también tenemos que aprender. El objeto último es comprender y penetrar en nuestro pasado para auto-construirnos desde la conciencia y el esfuerzo creador.

Imágenes de otro mundo

Imágenes de otro mundo






Imágenes del libro “El Sur, la mirada de los antiguos”, Vicky Delgado, 2004, que entrevista y fotografía a mujeres ancianas, y también a varones, que han vivido en el mundo rural popular tradicional del sur de la isla de Tenerife, en Canarias. Lo primero que destaca en este cautivador libro es el cariño y amor que se tenían entonces las mujeres y los varones, lo que es muy contrario a la situación actual, en que están forzados por el Estado y sus agentes a no entenderse, sentirse extraños y ajenos entre sí y, más aún, aborrecerse y odiarse, cuando no agredirse, herirse y matarse. Una de las imágenes nos ofrece a dos ancianos, Ibiza A. Hernández y José V. Gómez, los dos dedicados desde su adolescencia a las labores de panadería, unidos en un gesto de afecto mutuo, que sugiere una larga vida de cariño y servicio de él a ella y ella a él. Lo mismo hacen Ofelia Domínguez y Antonio González, salineros, cuya fotografía es un cántico al amor entre las mujeres y los varones,lo que también puede decirse de la representación gráfica de José Trujillo y Josefina Cabrera, ambos consagrados al ganado caprino, por lo que se hacen fotografiar con un chivito entre los brazos de ella. Ello, en una sociedad como la actual, en donde el amor está proscrito, adquiere un carácter decididamente subversivo.
Todos los rostros, los de ellas y los de ellos, manifiestan dignidad, serenidad, auto-respeto, energía interior, inteligencia analítica y resolutiva, fuerza de voluntad, afecto hacia sus semejantes, orgullo de ser, sabiduría madura y profundísima, sin servilismo, temor, estupidez, codicia, neo-ignorancia ni odio. Son rostros de seres humanos, y quizá el más impresionante sea el de Ángela F. Alayón, artesana y agricultora. Hoy ya apenas pueden encontrarse esas manifestaciones anímicas dado que, reducidos a meros subhumanos, las caras reflejan el vacío, la nada y el horror que quedan tras la extinción de lo humano.
Muchos de los testimonios del libro, tanto de mujeres como de varones, inciden en cuestiones medioambientales, señalando que antaño llovía más,  que la tierra estaba más verde, la alimentación era más saludable, el mar mucho más lleno de vida (“el pescado era más gustoso” antaño, apunta Rosario Domínguez, pescadora) y las gentes más sanas (“no había enfermedades, ¿qué enfermedades había? No había nada”, informa María J. Delgado, pescadora), lo que indica la pavorosa degradación que ha conocido Tenerife, y todo Canarias, en este aspecto, en sólo medio siglo. Manuel Fumero, cabrero, coincide con Ana y Emilia Vallejera Martín, a pesar de la distancia, en que la fiesta popular se ha desplomado, con lo muchísimo que ello lleva aparejado y significa. Apunta, respecto a las gentes de hoy  que “ya no saben bailar, y ya no saben cantar... hoy en los carnavales se gasta mucho dinero, y antes no”. El dinero, ese gran mal, nos está ahogando.
Más tajante es María Fumero, ventera y agricultora, que expone, “Antes la tierra sobraba, teníamos tierra que sembrar. Mucha gente tenía piedras de molino, mi madre tenía porque a veces teníamos que moler. Eran otros tiempos, comías comida natural y el mundo era natural. El ambiente del mundo era natural, era de otra manera. Ahora no hay sino enfermedad; a uno le duele la cabeza, a otros las canillas, todo el mundo está mareado”.
Se ha de observar que todas las mujeres entrevistadas (menos una que se declara ama de casa) aparecen como practicantes de un oficio (a veces de dos), igual que los varones, y ninguna habla de las tareas caseras y maternales, ni de los hijos y el marido. Se refieren a sus trabajos y experiencias de la vida, a observaciones sobre la destrucción de la naturaleza, desde la tierra hasta el mar, a la salud. Su mundo no está limitado por la ideología de la domesticidad, que entre ellas no existe. Por supuesto, no hay la más mínima referencia a que padecieran marginación o exclusión por ser mujeres, mucho menos violencia. Hablan de los varones como de sus queridos y respetados compañeros, con los que comparten lo bueno y lo malo de la vida en pie de igualdad pero sin ellas dejar de ser mujeres y ellos de ser hombres. Es a destacar que en su mundo ni siquiera la división del trabajo por géneros estaba demasiado marcada, pues muchos oficios eran intersexuales. Sólo pone una nota discordante, en un par de testimonios, el desarrollo del capitalismo en la isla, que hace que en algunos casos se hable de trabajos muy duros, inhumanos, y mal remunerados realizados en el pasado por hombres, pero eso anuncia la destrucción del mundo rural popular tradicional por fuerzas ajenas a él.

(Fragmento de "Feminicidio o auto-construcción de la mujer")