¿SERÁ MÁS DECENTE EL CAPITALISMO
CUANDO MANDEN LAS MUJERES?
Dedicado a las
cajeras de supermercado, las obreras del textil, de la industria
alimentaria o del
calzado, a las limpiadoras, las dependientas y todas las
mujeres que intentan sobrevivir en esta sociedad
que niega y acosa la vida.
Desde esta semana
el primer banco de la eurozona, primera empresa española por capitalización y
la 43ª del planeta, está mandado por una mujer. Muchos seguirán haciendo un
escorzo mental inextricable para mantener la tesis de la superioridad moral
de “la mujer” y la utopía de un mundo más justo y feliz mandado por féminas.
¿Será la Banca,
ahora que los consejos de administración los preside Ana Patricia Botín más
decente que cuando lo hizo su padre?
Habrá quien, para
superar el conflicto cognitivo entre el dogma y la realidad asevere que, en
realidad, Ana Patricia no es una mujer sino un hombre, pero a esos no merece la
pena dedicarles ni siquiera una línea.
Lo cierto es que a
comienzos del siglo XXI el poder mundial empieza a declinarse cada vez más en
femenino. Las poderosas crecen a un ritmo tan acelerado que pronto se
equilibrarán con los poderosos y después los aventajarán en número. El mundo no
se ha hecho más humano ni más justo por este detalle, al contrario, la opresión
sobre el pueblo (hombres y mujeres) se reduplica y los grandes proyectos de
sometimiento tienen más éxito cuando los acometen féminas puesto que se
justifica su autoridad omnímoda con el argumento de que, siendo una minoría de
oprimidas, deben “emanciparse” y “empoderarse”.
La nómina de las déspotas
es muy larga y la de las corruptas crece geométricamente lideradas por la
ínclita Magdalena Álvarez.
Hobbes, Nietzsche y Maquiavelo, los filósofos de la
guerra de todos contra todos y el ensanchamiento sin límites del poder, se han hecho más admisibles
socialmente y han colonizado no solo el mundo de la política y los negocios donde
estuvieron siempre, sino los hogares y los dormitorios en su designación de
santos patrones de la liberación femenina.
Mientras tanto la
inmensa mayoría de las mujeres, las del pueblo, son cada vez más sometidas, la
libertad de conciencia es permanentemente violada por el adoctrinamiento
sistemático, carecen de un espacio de silencio y de respeto que permita
conocer, interpretar y enjuiciar su realidad desde sí mismas.
El trabajo
asalariado, verdadera plaga de destrucción y embrutecimiento de mujeres y
hombres roba una energía y tiempo creciente a las féminas y las situaciones de
dominación y humillación que sufren en las empresas, cada vez más a manos de
otras mujeres, se reduplican.
No tienen libertad
para ser madres, la natalidad ha sido siempre incompatible con el capitalismo y
hoy lo es también con la biopolítica del sistema que requiere la desnatalidad
como instrumento para la destrucción de todos los lazos que tejen la comunidad
horizontal y la conversión de las mujeres en ganado de labor.
No hay libertad
sexual. El Eros está sometido a la corrección política y la vigilancia de una
nueva beatería en nada diferente a la de la Sección Femenina. Las relaciones
entre las mujeres y los hombres han sido tipificadas como estructuralmente nocivas
por ser relaciones de dominación y todos
los varones del pueblo (no así los poderosos) han sido declarados potenciales
maltratadores. El sexo reproductivo y la erótica natural del embarazo, el parto
y la crianza están siendo objeto de una violencia infinita.
No son libres las
mujeres en casi ningún ámbito de la existencia, las estructuras de vida que
imponen el par Estado-capitalismo se han hecho incompatibles con los vínculos, tanto los naturales y primarios como los sociales auto-construidos. Las relaciones amorosas tanto como la vida comunitaria son hoy imposibles y todos estamos abocados a la soledad y la mercantilización de las necesidades vitales.
Puede que para las
Botín, las Díaz, o Koplowitz que forman parte del selecto grupo de presidentes
de empresas del IBEX 35 este sea un paraíso para las mujeres pero para las del
pueblo que trabajan por salarios miserables, en jornadas interminables,
intentando ser madres y tener una vida humana a pesar de todo y mucho más para
las crédulas que aceptaron los dogmas de la religión calvinista y han entregado
su vida a las empresas, con sobretrabajo intensivo y sin vida privada no será
éste ningún Edén sino un averno en el que no hallarán salida.
Evidentemente la respuesta a la pregunta es un 'no' de dimensiones catedralicias... ya se está viendo cómo actuan las mujeres que se meten en política, y no pongo ejemplos por no revolver estómagos...
ResponderEliminarSi es que "las mujeres siempre lo hacen peor" en política, en el trabajo, en casa....Mucho mejor su padre, su abuelo, que por hombres emponderados de por sí desde siempre, no necesitan redoblar la explotación de sus "esclavas/os", pero si sus beneficios. En fin....
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