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MACHOS: ROMPIENDO EL PARADIGMA (II)

MACHOS: ROMPIENDO EL PARADIGMA (II)






Se desea convencer a las mujeres de que ese limar y suavizar lo masculino que se produce en el presente es una ventaja para nosotras que nos veremos favorecidas por esa nueva masculinidad dulce y manejable. Mi percepción es que solo aquellas tan adoctrinadas que viven de la corrección política están contentas con los cambios acaecidos.
En el imaginario sexual femenino lo macho se expresa en la virilidad salvaje y no domesticada. Por eso recorriendo la exposición de dibujos eróticos de Alvar Haro en Enclave de Libros observo que la mayor parte de las mujeres quedamos hipnotizadas por los bosquejos que representan monos copulando con mujeres. Es esa simbología del lado animal y agreste de la líbido masculina lo que nos atrapa. “Testosterona pura”, afirma una de las observadoras.
Quienes han estudiado las fantasías sexuales de las mujeres saben que el universo mental femenino en el sexo es mucho más complejo, indómito y salvaje que el de los hombres y contiene un altísimo porcentaje de escenas de forzamiento, coacción o avasallamiento. Alguno dirá que eso forma parte de las imposiciones patriarcales sobre nuestra psique pero esto no es tan claro ni tan simple. Quienes así afirman deberían demostrar que no son perseguidores de la libertad para imaginar y excitarse con las propias fantasías (que, por su naturaleza puramente mental, son inofensivas) o simplemente policías y represores de la soberanía individual en la vida erótica.

En realidad no es tan extraña esa tendencia (que por supuesto no representa al 100% de las mujeres, pero sí a una mayoría) a sentir el acto sexual como una cierta forma de coerción. Quienes nos hemos negado a parir con epidural hemos podido vivir el parto como una situación en la que entras y de la que no puedes salir si no es llegando hasta el final. En los momentos finales del alumbramiento en que la adrenalina sustituye a la oxitocina y se puede sentir una sensación de incertidumbre, e incluso el miedo y la huella de la muerte, y no es posible marchar ni parar ese proceso, solo es factible abandonarse a lo inevitable. Sin embargo el parto es una experiencia sexual arrebatadora además de un acto trascendental, espiritual y afectivo sublime.
El parto como experiencia salvaje de la hembra que hay en nosotras ha sido proscrito con la misma virulencia con la que se ha castrado al macho que habita en el hombre.
La práctica extinción del espíritu viril en nuestro mundo es una pérdida fundamental no solo para los hombres sino en la misma medida para las mujeres y supone la destrucción de la identidad masculina tanto como de la femenina. Nos roba no solo la satisfacción de una necesidad primaria, el encuentro erótico, sino muchos otros elementos sustanciales de la auto-construcción como individuos.
La forma de mirar los hombres a las mujeres aporta conocimientos sobre nosotras mismas que no podríamos obtener de otra manera, es la mirada del otro, en tanto que otro, que distinto y distante, la que constituye una parte de las percepciones sobre lo que somos y nuestra identidad personal y sexual. Lo mismo sucede a la inversa, las mujeres sabemos cosas sobre los hombres que ellos mismos ignoran, podemos acceder a partes de su interioridad a las que difícilmente serían capaces de asomarse sin nuestra ayuda. Son estos procesos asuntos que trascienden lo discursivo que se basan en formas y maneras de estar y comunicarse más que en explicaciones y disquisiciones racionalistas.
Por eso el estar juntos los hombres y las mujeres, el dirigirse los unos a los otros desde la masculinidad y la feminidad no es cosa trivial ni frívola sino trascendental en la construcción de personalidades humanas complejas y poliédricas. La obsesión por la igualdad, por liquidar todo rastro de la alteridad y construir un sujeto narcisista en grado superlativo es no solamente una barrera impenetrable al Eros sino un empobrecimiento del individuo confinado en la cárcel de un yo mutilado y una muralla que impide la creación de una comunidad rica en convivencia y en matices y experiencias humanas.
La emergencia de una sociedad de personalidades neutras, simplificadas, sin aristas ni adornos de ninguna clase, sin conflicto ni originalidad es un gran desastre civilizatorio y personal-existencial para millones de personas.
Al mismo tiempo que la virilidad la feminidad se muere ahogada en ese magma de ambigüedad e indiferencia que carece de miradas anhelantes y comunicación de la otredad sexual.
La feminidad y la masculinidad son hoy carencia y angustia pero deben volver a ser reconocidas aún a costa del dolor que conlleva su reencuentro.
En esta sociedad dualista que disocia al hombre de la mujer, el cuerpo del espíritu, la mente de la materia, la razón de la emoción, el pensar del hacer, la mano del cerebro, la creación de la inteligencia y el sentimiento de la acción volver a unir lo que han partido sería un estallido de rehumanización y espiritualidad auténtica.




8 comentarios:

  1. Estas separaciones de las que hablas al final del artículo me recuerdan a la esquizofrenia, que no es otra cosa que una escisión de la personalidad consciente e inconsciente - los famosos ello, ego y super ego de Freud. Pienso que en todo ser humano hay partes masculinas y femeninas independientemente del sexo al que se pertenece. Pero efectivamente la masculinidad y la feminidad existen y no deberían morir. Para ello creo que es necesario hacer una construcción nueva, moderna y valiente de lo que consideramos masculinidad y lo que consideramos feminidad, alejada de tópicos y enriquecedora. Hay mujeres que rechazamos en el pasado la feminidad por ser incapaces de vernos reflejadas en una construcción donde se asimiló la feminidad a la anulación, cuando eso es falso además de evidentemente nocivo y letal.
    En cuanto a las fantasías sexuales, son eso, fantasías. Las mías son políticamente incorrectas pero tengo muy claro que pertenecen al reino de la imaginación: Ignoro si, de poder llevarlas a cabo, las disfrutaría en la vida real.

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  2. No sé por qué será, pero creo que la gran mayoría de mujeres españolas que tienen aventuras fugaces o duraderas con chicos africanos (o negros caribeños) suelen ser mujeres "progres". Me parece totalmente legítimas dichas relaciones, pero luego, cuando me entero de los detalles, y de las características culturales de esos varones, detecto que la realidad no casa con lo que se predica. Porque el subsahariano no trata a nuestra progre ibérica como si ésta fuese una dama, ni tampoco de acuerdo con lo que el feminismo define como los valores de la "nueva masculinidad"... No, la trata de acuerdo con sus usos y costumbres... Y, sin embargo, nuestra feminista que miraría con lupa cualquier mota de micromachismo en la personalidad de un español medio, olvida y deja apresuradamente en el sillón de su habitación, y revueltos con la ropa de la que acaba de desprenderse, los dogmas de su nueva religión de sustitución, para entregarse al amor multicultural. El hombre sin domesticar es atractivo, siempre y cuando se trate de un "buen salvaje". Dice el refrán que quien hace la ley hace la trampa. Siempre ha existido mecanismos en la sociedad para poder hacer lo que está censurado... Al final, las que más reniegan de sentirse poseídas son las que más hambre de lo mismo sentirán. Comprensible, por tanto, que su fantasía sea más extrema de manera inversamente proporcional respecto a aquello a lo que voluntariamente han renunciado.

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    1. No queda muy lejos el tiempo en el que las nórdicas venían a buscar en el primitivo español la virilidad que no encontraban entre sus compatriotas del sexo masculino, al cuál se empeñaron en castrar. Esos tiempos ya quedarón atrás y no van a volver. Ahora es tiempo para el turismo sexual de las españolas en la búsqueda del tipo de hombre al que dicen aborrecer.

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  3. Este post me ha recordado el documental El Imperio de los sin sexo

    http://www.youtube.com/watch?v=OAsh-xkblpQ

    puede que sea lo proximo que nos va a venir encima

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  4. Pues desde El Pais no están tan seguros que aquí se reproduzca el imperio de los sin sexo. Por lo que deduzco de este artículo:
    http://elpais.com/elpais/2014/04/29/eps/1398771596_048410.html
    estamos bastante salidos.

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  5. En el documental de "El imperio de los sin sexo" se habla precisamente de eso, del aumento del sexo tecnológico y "online", de soledad y desvinculación.

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  6. Hay un par de libros que me encantan sobre lo femenino y lo masculino esencial, y efectivamente hablan de esto, de cómo la fuerza es la mayor esencia de lo masculino y cómo precisamente es eso lo que nos atrae a las mujeres. También dice que en el arte, las representaciones masculinas son bellas cuando están en tensión y las femeninas cuando están en reposo.
    El libro dedicado al hombre se llama "Salvaje de corazón", ahí ya lo dice todo. El hombre es salvaje de corazón. El autor es cristiano y para él Dios diseñó así al hombre.
    No es el único autor cristiano que habla de esto. Independientemente del origen de la naturaleza del alma masculina y de la femenina, sea divino o no, al escuchar nuestros verdaderos instintos, comprobamos que así son nuestras esencias, expresadas con un matiz diferente en cada hombre y en cada mujer.

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