Crónica de un feminicidio
Nerea me escribió hace ya casi un año, cuando descubrió mi blog y empezó a considerar que sus problemas personales eran menos personales de lo que ella había creído.
En numerosos
correos compartió conmigo la historia de su vida como una necesidad de dejar
constancia de su existencia material en este mundo y creo que tiene suficiente
entidad y trascendencia como para hacer
esta entrevista.
Nerea tiene
34 años, una larga cabellera rubio ceniza y un rostro correcto, de una belleza
tal vez fría, pero sobre todo triste, sus ojos claros miran al mundo con una
mezcla de dolor y de miedo, parecería una pobre mujer de no ser porque su más
de un metro setenta de estatura y la feminidad de sus formas la dotan de una
energía y elegancia que equilibran su melancolía.
Nerea es una
trabajadora no cualificada en una pequeña fábrica en un pueblo del norte, una
mileurista más cuya existencia es rutinaria y repetitiva dentro y fuera del
trabajo.
Su conflicto
existencial representa el de millones de mujeres condenadas y entregadas a vivir una vida que les
destruye, obligadas y resignadas a renunciar a su deseos y necesidades más
íntimos. Por ello, porque creo que su historia ayuda a comprender en primera
persona un complejísimo problema social e histórico acometí esta entrevista.
No podemos entender
el mundo sin penetrar su existencia singular y fenoménica, por eso pienso que
las entrevistas proporcionan un material inestimable para conocer la realidad e
intervenir en ella.
Entrevista a Nerea
¿Qué significa para ti ser mujer? ¿Cómo has construido tu esencia femenina?
Creo que ha sido un largo camino. Cuando era más joven pensaba que sentirse mujer estaba de
más, que todos somos iguales, mujeres y hombres ¿qué más vueltas había que
darle?