Canción para un duelo
Lloro lágrimas de hielo
por la luna que cae
sobre los desolados cuernos de la noche.
Lloro por la distancia de los cuerpos,
por el eco de las palabras olvidadas,
por las deshabitadas constelaciones.
Lloro por la canción que permanece
Abandonada en un rincón
De la casa común que es la memoria humana.
Lloro por las risas que, sin dueño,
nunca fueron la carne de mi carne.
Pero la vida empuja
el universo nunca se detiene;
el camino es, al fin,
el único propósito conforme
a la naturaleza de quien busca
una ruta a la propia coherencia.
Prado Esteban Diezma
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