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El arte contemporáneo es una farsa

Se necesitan personalidades valientes que se atrevan a denunciar las grandes estafas de las religiones políticas. Muy poca gente osa hacerlo con el sexismo político feminista pero muchas menos se aventuran a desafiar al dogma del "arte moderno". En una sociedad de acobardados, brilla Avelina con luz propia.

El arte contemporáneo es una farsa: 

Avelina Lésper

            
   Fuente: El Semanario Sin Limites


30-agosto-2012

"La carencia de rigor (en las obras) ha permitido que el vacío de creación, la ocurrencia, la falta de inteligencia sean los valores de este falso arte, y que cualquier cosa se muestre en los museos", afirmó Lesper.


Ciudad de México.- Con la finalidad de dar a conocer sus argumentos sobre el por qué el arte contemporáneo es un "falso arte", la crítica de arte Avelina Lésper ofreció la conferencia "El Arte Contemporáneo- El dogma incuestionable" en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) en donde fue ovacionada por los estudiantes.

"La carencia de rigor (en las obras) ha permitido que el vacío de creación, la ocurrencia, la falta de inteligencia sean los valores de este falso arte, y que cualquier cosa se muestre en los museos", afirmó Lésper.

Explicó que los Los objetos y valores estéticos que se presentan como arte, son aceptados, en completa sumisión a los principios que una autoridad que impone.

Lo que ocasiona que cada día se formen sociedades menos inteligentes y llevándolos a la barbarie. También abordó el tema del Ready Made, sobre el que expresó que mediante esta corriente "artística", se ha regresado a lo más elemental e irracional del pensamiento humano, al pensamiento mágico, negando la realidad. El arte queda reducido a una creencia fantasiosa y su presencia en un significado. "Necesitamos arte y no creencias".

Jornadas "Jaca en Granada. Maternidad y cuidado del planeta"



JORNADAS “JACA EN GRANADA”
“MATERNIDAD Y CUIDADO
DEL PLANETA”

Se necesita una revolución integral e integradora, entonces la vida sería parecida a como la hemos vivido los últimos cuatro días en Dilar, mujeres, hombres y criaturas hemos compartido el tiempo y el espacio natural y cotidianamente.

En la desquiciada sociedad de la abundancia estamos obligados a despojarnos del cerebro para hacer, de las manos para pensar, del cuerpo para amar, del amor para entender (en realidad desaprender) el mundo, hemos de despojarnos de los otros para encontrarnos con un yo que también es un extranjero en nuestro cuerpo, y fragmentarnos, rompernos y trocearnos invariablemente en pedazos cada vez más insignificantes.

Recuperar la integridad del ser, siquiera efímeramente, sumergirse en un ambiente de tensión intelectual, afectiva, convivencial, exaltación corporal, movimiento, palabras, leche brotando pletóricamente de los pechos de las mujeres, oxitocina en el ambiente, palpitar de la vida, baile, juegos y risas infantiles (sin perturbar la energía del testimonio, la reflexión y el debate), concentración, distensión y derramamiento como estados o acontecimientos sincrónicos, de los cero a los … muchos años, sin barreras que nos dividan y separen, conocerlo es un privilegio excepcional.

Al comenzar mi comunicación al foro decía que yo conocí pero no viví Jaca cuando se hallaba en Jaca pero he querido vivirla a orillas de Sierra Nevada. Las vivencias son difícilmente expresables, seguramente lo exteriorizan mejor mis hijas cuando dicen “¿solo una vez al año?” Sí, solo cuatro días de vivir y convivir natural y humanamente para volver después a la dura realidad del mundo, pero con la esperanza de repetirlo, como se repite todo lo que es cíclico, como la vida, el próximo año.

Lo que demuestra Jaca es que la maternidad no nos roba ninguna capacidad a las mujeres y que puede ser, si se vive naturalmente, si se vive entera y no fragmentada, un estado ampliado de conciencia, un momento de excepcional capacidad de comprender lo más esencial y actuar en lo profundo. Las conferencias, los debates, las comunicaciones, los talleres, las conversaciones, buscan un calado, profundidad y lucidez, una exigencia por aportar conocimientos y juicios con sentido, que es poco común en nuestra sociedad de lo mediocre y chapucero, y todo esto se hace con las criaturas en la sala, en un espacio abierto a ellas, amable y afectivo.

Ordeno mis emociones con estas palabras, ahora dedicaré un tiempo a organizar las reflexiones y conocimientos que me aportó el foro.